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Hong Kong impone una tasa al servicio doméstico

El Gobierno de Hong Kong no sabe cómo tapar el agujero del déficit presupuestario, que en los siete primeros meses del ejercicio fiscal (abril-octubre) ha alcanzado la cifra récord de 9.000 millones de euros. Y ha vuelto la mirada hacia las 250.000 empleadas del hogar extranjeras que viven en la ex colonia británica. Las autoridades estudian recortarles el salario mínimo mediante la imposición de un impuesto mensual que ascendería a 62 euros. El sueldo mínimo, fijado cada año por el Gobierno, es de 460 euros.

La iniciativa, que ha partido de algunos de los principales partidos políticos, ha levantado las iras de las doncellas, uno de los colectivos peor pagados a pesar de que muchas trabajan hasta 15 horas al día. Y se han echado a la calle para protestar contra una medida que consideran injusta. 'Cada vez que hay un parón en la economía, los más afectados somos los que menos cobramos', se ha quejado Nancy Quinon, de 40 años, una filipina que envía cada mes a casa 125 euros.

Las asistentas aseguran que si se impone el recorte, las grandes perjudicadas serán sus familias. Unos 180.000 ciudadanos filipinos, 66.000 indonesios y un número menor de tailandeses y nepalíes trabajan en Hong Kong al servicio de las familias pudientes. Según el sistema fiscal, sólo deben pagar impuestos quienes tienen unos ingresos mensuales superiores a 1.100 euros.

La protesta ha tomado tal amplitud que la presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal-Arroyo, ha enviado a Hong Kong a su secretaria de Trabajo y Empleo, Patricia Sto Tomás, para hacer llegar al jefe del Ejecutivo, Tung Che-hwa, su oposición. Filipinas ha amenazado con impedir a sus ciudadanos trabajar en esas condiciones. 'Podríamos decidir no aprobar los contratos cuyo nivel sea inferior al del salario mínimo', dijo Sto Tomas.

Indonesia ha respaldado la posición de Macapagal-Arroyo y ha asegurado que enviará un representante para hacer presión. La advertencia filipina no ha parecido perturbar a las autoridades del territorio, que luchan por reducir el paro rampante e insuflar oxígeno a su maltrecha economía. 'Los patronos podrían contratar a gente local o de otros lugares', ha respondido Ip Shu-kwan, de la Secretaría de Desarrollo Económico y Trabajo de Hong Kong.

El órdago de Manila tampoco ha sido bien recibido por algunas empleadas, que temen quedarse en la calle si el Ejecutivo del territorio chino decide ver las cartas de Macapagal-Arroyo y gana.

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