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Claves fiscales

La Sicav queda exenta del 'peaje fiscal'

Un 69% de las instituciones de inversión colectiva extranjeras autorizadas para su venta en España tienen forma de sociedad

La Ley de Reforma del IRPF permite el cambio de un fondo a otro sin tener que tributar por las plusvalías hasta que se deshacen completamente las participaciones en los mismos. Esta exención se extiende asimismo a las instituciones de inversión colectiva con forma societaria (principalmente las SIM, Simcav y Sicav), siempre que tengan más de 500 socios.

En España, la comercialización masiva de instituciones de inversión colectiva (IIC) con la fórmula de Sicav (Sociedad de Inversión de Capital Variable) o FCP (Fonds Commun de Placement) corresponde a los últimos cinco años. Si se computan las diferentes clases de acciones de instituciones de inversión colectiva domiciliadas en el exterior y autorizadas para la venta en España, su número asciende ahora a casi 4.700, y si sólo la clase principal, a 1.900. La fórmula de Sicav se utiliza en el 69% de los casos.

Hasta 1996 o 1997 la figura de la Sicav era poco más que un acrónimo de significado desconocido para la inmensa mayoría de los inversores españoles. El fuerte crecimiento experimentado por el patrimonio conjunto de los fondos animó a cada vez más instituciones internacionales a comercializar sus propios fondos en nuestro país bajo la forma de Sicav constituida en Luxemburgo, primero, y en otros centros después. También la figura de FCP se está utilizando con este propósito.

La figura de la Sicav está recogida en la legislación de Luxemburgo, al menos desde 1983, donde se regula todo lo relativo a las instituciones de inversión colectiva. Posteriormente, en 1988, una nueva ley adapta la directiva comunitaria de 1985 y fija el marco jurídico y reglamentario para las Sicav, los FCP y las demás figuras de la inversión colectiva.

La diferencia entre el FCP y la Sicav es que el primero no tiene personalidad legal (figura asimilable a los fondos españoles) y en su nombre y por su cuenta actúa la sociedad gestora. Las Sicav son sociedades por acciones y actúan como cualquier sociedad anónima, con la particularidad de que su campo de actividad es la inversión colectiva.

Fondos 'paraguas'

La ley de 1988 introdujo en la normativa luxemburguesa el concepto de institución de inversión colectiva de múltiples compartimentos, lo que coloquialmente suelen llamarse fondos paraguas.

La introducción de los compartimentos y el nacimiento de los fondos paraguas, por tanto, aportan complejidad al tema de las instituciones de inversión colectiva, pues, aunque tanto los FCP como las Sicav pueden tener múltiples compartimentos, se mantiene la unidad del fondo. Los compartimentos pasan así a cumplir una tarea que podríamos llamar funcional: se utilizan para diferenciar por el tipo de activo; por las diferentes monedas en que se realiza; por el foco geográfico o por el sector en el que invierte.

A efectos de las relaciones entre los partícipes de los diferentes compartimentos o subfondos, cada uno de éstos es considerado como una entidad separada.

De hecho, y dado que un partícipe puede haber invertido en un compartimento de la Sicav, pero no en los demás, la ley de 1988 autorizaba el que las diferentes participaciones de los FCP, o acciones de las Sicav, de esa única entidad jurídica pudieran tener valores diferentes, para lo que en Luxemburgo tuvieron que derogar el artículo 37 de la ley de agosto de 1915 relativa a las sociedades mercantiles, donde se prescribía que el capital de las sociedades anónimas tendría que dividirse en acciones de igual valor.

Acciones diferentes según el destinatario

La inversión colectiva instrumentada a través de fondos paraguas ofrece un grado creciente de complejidad que no sólo reside en el hecho de que se puedan constituir varios compartimentos dentro de un mismo FCP o Sicav. Se trata de que, además, para cada subfondo se pueden emitir diferente tipo de acciones. Todo ello en la búsqueda del ahorro de costes que lleva consigo la posibilidad de tratar la inversión de los diferentes compartimentos y clases de acciones como si de un pool se tratara. Las clases de acciones se suelen diferenciar por medio de las letras del alfabeto, y la proliferación de diferentes clases hace que a estas alturas haya fondos con clase A, B, C, F, M, Y... Cada letra, pues, se aplica a las diferentes clases de acciones que, a su vez, se suelen diferenciar por el tipo de inversor al que van dirigidos, lo que es tanto como decir por su diferente estructura de comisiones o, también, según se trate de fondos de capitalización o de distribución.

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