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País Vasco

Lointek y una forja compran parte de las instalaciones de Mecapeña

Las antiguas instalaciones de Mecánica de la Peña en Urduliz recuperarán la actividad industrial, después del cierre del histórico grupo vasco tras una larga crisis. Parte de los pabellones han sido vendidos por los ex trabajadores de Mecapeña a dos pymes. Una es el fabricante de bienes de equipo Lointek, que factura seis millones con 79 trabajadores y tiene su sede actual en Erandio (Vizcaya). La otra es la forja Euskal Engineering, con centro en Zamudio (Vizcaya). Lointek está interesada, además, en la compra de maquinaria de Mecapeña. Ambas pymes prevén trasladarse a Urduliz a principios del próximo año.

Los casi 400 empleados de Mecapeña se habían adjudicado en subastas realizadas este ejercicio los activos que quedaron tras la crisis de la compañía, que en los últimos 16 años fue gestionada por los empresarios Pedro Abásolo y Jesús Lobo, que la adquirieron en 1986 por una peseta. Los activos de Mecapeña, principalmente los terrenos, pabellones y el edificio de oficinas de Urduliz, soportaban cargas hipotecarias y embargos y los ex empleados los adquirieron gracias a una opción preferente de compra por deudas salariales.

Parte de los terrenos de Urduliz también han revertido por impagos a la Diputación de Vizcaya. Es posible que el ente foral los utilice para propiciar la implantación de nuevas compañías. El edificio de oficinas de Urduliz está pendiente de adjudicación en subasta, y tanto Lointek como Euskal Engineering han manifestado su interés por adquirir alguna de las plantas.

Prejubilaciones

Al final de este proceso de desinversiones, los antiguos trabajadores de Mecapeña esperan conseguir un total de 24,04 millones con los que financiar sus prejubilaciones. La mayoría de ese colectivo cuenta con más de 50 años de edad. En paralelo, la venta de instalaciones a Lointek y Euskal Engineering incluye la recolocación laboral de unos 30 ex empleados del grupo ya desaparecido. La larga crisis de Mecánica de la Peña estalló el 15 de mayo de 1999 al presentar la suspensión de pagos con un pasivo de 147,85 millones en el que quedaron atrapados un millar de proveedores. El abogado de la compañía, Pedro Chacón, no consiguió acuerdos con los acreedores y la compañía acabó en un proceso de quiebra y posterior liquidación. Antes, en la década de los noventa, Lobo y Abásolo intentaron sin éxito conseguir un socio financiero para Mecapeña. Tubacex se acercó hasta ellos, pero luego se retiró sin explicaciones.

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