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Bilbao coge el tranvía 40 años después

Viajar en tranvía fue gratis ayer en Bilbao, en el día de la recuperación de un servicio de transporte público que desapareció hace 40 años de la capital vizcaína. Los ciudadanos abarrotaron las nuevas estaciones, como la de Pío Baroja, para utilizar las unidades de color verde fabricadas por Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF), de Beasain (Guipúzcoa).

Las vías del nuevo servicio discurren por el nuevo Bilbao, en paralelo al Museo Guggenheim y al emplazamiento que ocuparán los rascacielos de más de 80 metros de altura que ha diseñado el arquitecto japonés Arata Isozaki. Bilbao se apunta a la recuperación del ferrocarril urbano de superficie, como ha hecho Valencia y se disponen a hacer Barcelona o Alicante, y con la esperanza de alcanzar la resonancia mundial de los metropolitanos al aire libre de Amsterdam (Holanda), Lisboa (Portugal) y Múnich (Alemania).

El servicio que ayer puso en marcha la empresa del Gobierno vasco EuskoTran tiene que aprobar la asignatura de su encaje en el tráfico de Bilbao, tanto de vehículos como de peatones. De momento, en los dos meses anteriores de pruebas se han producido cuatro colisiones con turismos, eso sí, de carácter leve y sin desgracias personales. A partir de hoy, el tranvía se compromete a que nadie espere en las estaciones más de quince minutos.

Los detractores del servicio, que los hay, dicen que su ruta va 'de ningún sitio a ninguna parte', en el sentido de que sólo tiene interés turístico al enlazar el Guggenheim con el Palacio Euskalduna, y propiciar las visitas al casco viejo, al estadio de San Mamés y al Palacio Euskalduna. El enlace a estos dos centros está por terminar.

El nuevo tranvía de Bilbao no esquivó ayer la realidad de cada día y el calendario de inauguraciones del servicio fue alterado por el asesinato del guardia civil Antonio Molina por ETA. Los actos se paralizaron a las doce del mediodía para permitir a los ciudadanos su asistencia a la concentración a esa hora en el Ayuntamiento de Bilbao a manifestar su repulsa contra la violencia de ETA.

El proyecto del tranvía supondrá a su conclusión una inversión de 42 millones de euros, 18 de los cuales corresponderán a las siete unidades de tren que darán servicio a la línea. Al final, las cuentas sobrepasarán en 3,6 millones el presupuesto inicial. El tranvía arranca con sólo parte de su recorrido, porque de momento enlazará nada más que seis de las once estaciones anunciadas al inicio de las obras, en mayo de 1999.

Los automovilistas de Bilbao recibieron ayer a su nuevo competidor con los dientes apretados. La inauguración del servicio coincidió con otra jornada de atascos en la capital vizcaína, algo que vaticinan como frecuente los más agoreros.

El nuevo servicio de transporte público también arranca con un componente estético. Siete artistas vascos se han comprometido a enriquecer con sus obras la carrocería de las unidades. Ahora, los nuevos coches tienen color verde porque 'enlaza con el color del país, con la ecología y, de algún modo, con la esperanza', según los promotores de su diseño, la UTE de empresas Nexus-Item.

Cada unidad de tren tiene capacidad para 190 viajeros, con 52 plazas de asiento. El primer viaje del tranvía, su bautizo en transporte, tuvo lugar en la Plaza Arriaga, junto al teatro del mismo nombre. Desde una pantalla gigante se transmitió la orden de salida del primer convoy, lo que dio lugar a una celebración posterior en la zona del Arenal, contigua al casco viejo, en la que se repartieron pinchos de txistorra, un sabroso embutido que también se degustará en la próxima Feria de Santo Tomás, el día 21.

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