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La Opinión

Alemania quiere un motor flexible

El socialdemócrata Wolfgang Clement, ministro de Trabajo y de Economía alemán, ha asumido distanciar el año 2002 de 2003. El nuevo ciclo que pretende abrir tiene unos objetivos claros: reformar el sistema de formación profesional, ampliar el número de empresas de trabajo temporal, introducir la figura de los minitrabajos para servicios de asistencia familiar, promover las empresas individuales creadas por desempleados, establecer condiciones más flexibles para la salida del mercado de trabajo de trabajadores con antigüedad y vigorizar el funcionamiento de las oficinas públicas de trabajo.

Se trata de seguir aplicando parte de las propuestas formuladas por la Comisión para la modernización del mercado de trabajo, presidida por el reconocido Peter Hartz, jefe de personal de la Volkswagen, y cuyos resultados pueden sintetizarse de la forma siguiente: incrementar el trabajo temporal, ejercer una mayor presión sobre los desocupados y promocionar el trabajo autónomo. En la dirección indicada ya se ha asignado a las oficinas de trabajo existentes una mayor autonomía de la que tenían con anterioridad. Así se verán en la obligación de constituir agencias de servicio personal que, en colaboración con las agencias de trabajo temporal existentes, crearán empresas propias dirigidas prioritariamente a los desempleados de largo periodo, facultándose la posibilidad de trabajar a los asalariados en la misma empresa donde anteriormente hubieran trabajado.

Del mismo modo se ha tratado de separar la gestión del subsidio de desempleo de la colocación, ubicando a este último en el escenario del mercado, creándose por tanto prácticas competitivas que desburocraticen la actividad de la mediación pública en el empleo.

De acuerdo con el programa promocional del Instituto de Crédito para la reconstrucción (Kfw), queda habilitado el intercambio de capital por trabajo. Se promoverán créditos de hasta 200.000 euros a pagar en diez años, a cambio de contratar a dos desempleados con carácter estable, o bien mantener en la empresa a dos de los asalariados que de no percibir el crédito hubiesen pasado por un proceso de reconversión. Consiste la figura en generar confianza a la banca para la concesión de créditos a los empresarios, de modo que ante la posibilidad del fracaso del negocio, el Kfw responderá del riesgo en segundo grado después del resarcimiento de los débitos normales. Asume así el Kfw el riesgo de la inseguridad financiera, con tasas de interés según un grado de solvencia empresarial calificable como suficiente o muy bueno.

Se advierte, pues, un proceso de transformación en los servicios públicos de empleo en Europa. Junto a la experiencia global del empleo comentada en Alemania, la británica y la que se diseña en Italia, quieren salir de la mera mediación burocrática en el empleo, e incidir en un tratamiento individualizado de la convergencia entre oferta y demanda, haciendo posible que concurran servicios públicos y privados en tal objetivo. En el Reino Unido, recientemente, sobre la base de los Jobcentre que funcionan como oficinas de información y asesoramiento en el empleo, gestionando un tercio de la demanda y la oferta del trabajo nacional, se han creado los nuevos Jobcentre plus, con funciones de colocación y protección social; los Training acess point, sistemas informáticos sobre el empleo de fácil consulta, ubicados en centros públicos, escuelas o bibliotecas; el fortalecimiento de la figura del client advisor encargado de la orientación individual.

En fin, como resulta fácil advertir, para el apartado que comentamos, se trata de establecer fórmulas mixtas de gestión, la abierta aceptación de las reglas del mercado, una utilización de las técnicas informáticas y de divulgación, y una consideración no estadística sino individualizada del desempleado.

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