Un francés distinguido en Hollywood
'Argel' fue una de las cuatro nominaciones del actor francés Charles Boyer a los Oscar. Los hermanos Fleischer compitieron con Disney con 'Los viajes de Gulliver'
ntes que Argel fue Pepe Le Moko, dirigida por el francés Julien Duvivier e interpretada por Jean Gabin. Ocurrió, sin embargo, que el remake superó al original. Y todo gracias a un hombre: Charles Boyer, un actor que hizo olvidar a su paisano Gabin a fuerza de encanto y frescura. Nacido en Figeac (Francia), Charles Boyer inició su carrera en Hollywood a principios de los años treinta del siglo XX, destacando por su voz y distinción. Su olfato en la elección de papeles quedó demostrado en las cuatro nominaciones al Oscar a lo largo de su carrera: Maria Walewska (interpretaba a Napoleón), Luz que agoniza, Fanny y Argel -la película que junto con Los viajes de Gulliver compone la nueva entrega de la colección Obras Maestras del Cine Clásico que se vende todos los sábados con Cinco Días-.
Gracias a sus interpretaciones en Argel, Cena de medianoche, de Frank Borzague, Tovarich, de Litvak, o Tú y yo, de Leo McCarey, Charles Boyer se convirtió en uno de los principales actores de la época (Oscar honorífico en 1942 por ayudar en la creación de la French Research Foundation en California). Pero a pesar de su magnífica interpretación, Argel conquistó a público y crítica por los atractivos de Hedy Lamarr, una actriz de origen austriaco de deslumbrante belleza, hasta ese momento desconocida en EE UU (Argel fue su primera película americana). Tanto que una de las fotografías de la bella Lamarr en una escena de amor con Charles Boyer se convirtió en un clásico de la fotografía del cine.
La película muestra a un rufián francés perseguido por la policía refugiado en la kasba argelina. Sólo sale de sus calles en busca de una mujer, arriesgándose a caer en manos de la autoridad...
Clásico de la animación
Los hermanos Dave y Max Fleischer, creadores de los personajes animados Betty Boop y Popeye, desafiaron a finales de la década de los treinta al mismísimo Disney y su Blancanieves y los siete enanitos con Los viajes de Gulliver, basada en el personaje creado por Jonathan Swift. La película se estrenó a finales de 1939 en el Sheridan Theatre de Miami y, pese a su escasa publicidad, obtuvo un gran éxito antes de estrenarse oficialmente en el Paramount Theatre de Nueva York. Max Fleischer, nacido en Viena, había inventado años antes el rotoscopio, que permitía transformar en animación una acción previamente filmada. En 1929, Max y Dave crean los Estudios Fleischer, una provechosa asociación que duraría hasta 1941.
Los problemas que enfrentaron fueron económicos. Las posibilidades de los Fleischer eran modestas y tampoco contaban con espacio suficiente en su estudio de animación, en el que hasta entonces sólo habían realizado cortometrajes. Para poner en marcha el proyecto de Los viajes de Gulliver tuvieron que levantar un nuevo estudio y reclutar a 700 artistas, manejar 12 toneladas de acuarelas, medio millón de celuloide y 115.700 imágenes. Un ingente material para recrear las aventuras del cirujano Gulliver en el reino de Liliput. Hoy la película está considerada un clásico de animación.
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