Vacaciones por turno
El tiempo compartido permite disfrutar de vacaciones de calidad, en lugares de ensueño, a precios razonables
C
omprarse un chalé o apartamento en la playa o la montaña? ¿Para disfrutarlo sólo una o dos semanas al año, siempre en el mismo lugar, teniendo que correr con los gastos de mantenimiento todo el año? A muchos puede no seducirles la idea. Para ellos parece pensada la fórmula del tiempo compartido. Lleva funcionando un cuarto de siglo, y en ese lapso sus cifras de venta se han multiplicado por 1.000. Groso modo, se trata de comprar no la materialidad de un habitáculo, sino la utilización de ese espacio por un tiempo determinado: lo que llaman los anglosajones time sharing. Ventajas: echando cuentas, por los 5.000-18.000 euros que uno desembolsa (si se quiere, a plazos), al final se está pagando por una noche en un complejo de exclusivo lujo, lo mismo que se pagaría por una pensión de mala muerte.
El tiempo compartido es uno de los fenómenos más espectaculares de la industria del ocio, y va a más: si el turismo en general se prevé que siga creciendo a un ritmo del 3%-4% anual, esta fórmula vacacional puede crecer, en la próxima década, en torno al 8%-10%. ¿En qué consiste exactamente? No hay que confundir multipropiedad y tiempo compartido. Con este lo que se compra es un derecho de uso y disfrute durante un espacio de tiempo (una semana o más) en un complejo determinado, en un apartamento concreto y para unas fechas fijas dentro del año, por un periodo que la ley aprobada por el Parlamento español (en 1998) limita a 50 años como máximo. La idea nació a finales de los pasados años cincuenta, por iniciativa del alemán Alexander Ente, que empezó a experimentarla en Suiza. Se fue perfeccionando en los Alpes franceses, pero fueron los empresarios americanos quienes en los setenta le dieron verdadero impulso (obligados por la crisis del petróleo y la caída de ventas de inmuebles). De hecho, Estados Unidos es en estos momentos el país a la cabeza en número de complejos y cantidad de propietarios. A nivel mundial, se calcula que a comienzos de 2002 había cinco millones de familias propietarias de tiempo compartido y que esta modalidad de ocio habrá movido este año unos 7.000 millones de dólares. España no se ha quedado al margen: es el segundo país, después de EE UU, en cuanto a número de complejos y usuarios; hay medio millar de complejos -sobre todo en Canarias, Costa del Sol y Baleares- y la cifra anual de facturación en nuestro país ronda los 100.000 millones de pesetas. Eso, a pesar de algún escándalo reciente, como el protagonizado por el británico John Palmer, que estafó a 16.000 compatriotas vendiéndoles unos inexistentes apartamentos de tiempo compartido en Tenerife: fue condenado en abril pasado a una multa ejemplar de 57 millones de euros y varios años de cárcel. El mayor obstáculo para el ciudadano español no es la desconfianza, sino algo más racial: la improvisación; el español está poco acostumbrado a planificar con tiempo su ocio: ocurre a veces que ni siquiera ha decidido qué hacer o adónde ir una semana antes de sus vacaciones.
La otra pega que podría tener esta fórmula, la rigidez de obligarse a ir siempre al mismo lugar y en las mismas fechas, es algo resuelto por los clubes de intercambio: esa posibilidad de intercambiar la semana comprada en un determinado complejo por otra semana en otro complejo similar en cualquiera de los cinco continentes es lo que hace definitivamente revolucionario el tiempo compartido. La más antigua de estas compañías (empezó en 1974) y desde luego la mayor del mundo es RCI (Resort Condominiums International, adquirida en 1996 por el grupo estadounidense Cendant): copa el 70% del mercado mundial, con más de tres millones de socios y 3.700 complejos vacacionales en un centenar de países.
Escenarios
Su directorio es un goloso catálogo de los lugares más hermosos del planeta. Puede uno elegir escenarios tan exóticos y lejanos como las islas Fiji, las Bahamas o Zimbabue. Hay tres áreas que pueden resultar más accesibles, ya que en ellas se concentra el mayor número de complejos. Ante todo, EE UU. Los complejos de destinos tan golosos como Arizona, Colorado o California suelen ser de dimensiones reducidas, algo equivalente a una urbanización en la que es posible el intercambio y el contacto humano. En Florida, en cambio, lo mismo que en México -que es junto a EE UU y España el país que más plazas y posibilidades ofrece- los resorts suelen ser grandes complejos con playa propia (o como si lo fuera) y grandes extensiones de jardines o bosques. Son especialmente llamativos los de la cadena Palace Resorts, media docena larga.
Entre ellos el Aventura Spa Palace, nacido de la reciente fusión de dos complejos vecinos y que se ha convertido en el mayor y más lujoso spa de América del Sur. Esta auténtica fábrica de salud (spa no se puede traducir como balneario. Es el nombre de una ciudad termal belga, adoptado para centros de salud y belleza, o wellness o fitness, en la jerga internacional) posee los más avanzados programas y tratamientos que tienen que ver con el agua; hasta es posible bañarse en dos cenotes sagrados de los antiguos mayas.
Lo que hay que saber sobre el tiempo compartido
La ley sobre tiempo compartido aprobada por el Congreso y en vigor desde enero de 1999 elimina el término de multipropiedad, 'ya que sólo se adquiere el derecho a utilizar y no la propiedad del inmueble', protege al consumidor en todos los contratos referidos a inmuebles situados en España (con independencia del lugar y fecha de realización) e introduce bonificaciones fiscales en el impuesto sobre patrimonio y el IVA para las personas que adquieran estos derechos. Sistema de intercambios: funciona como un banco. El propietario de una semana que desee variar de lugar deposita su semana en un banco de espacios (Spacebank) y solicita un intercambio con alguna de las miles de semanas depositadas por otros socios. Para encontrar una correspondencia justa, se asigna a cada semana un valor llamado poder negociador. El valor (poder negociador) de una semana se calcula en virtud de varios factores, como oferta y demanda de la semana titular, opinión de otros socios sobre el complejo del demandante, capacidad del apartamento, temporada (alta, media o baja) y antelación con que se deposita la semana que se quiere intercambiar. Una evolución del tiempo compartido es el nuevo sistema RCI Points, que ofrece mayor flexibilidad y posibilidades a los propietarios de semanas que las transformen a su equivalente en puntos; con ello se puede disfrutar tiempo de vacaciones (semanas o periodos más cortos), reservar billetes de avión, alquilar coches, adquirir entradas a parques de ocio o campos de golf, etc. Para más información: Anetc (Asociación Nacional de Empresarios de Tiempo Compartido): Servicio de atención de RCI: 914 069 149; para consultar destinos disponibles: 914 069 058 (desde Madrid) o 902 114 114 (desde fuera de Madrid).