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Secretos de despacho
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Añoranza en Cuatrecasas

El abogado Emilio Cuatrecasas reparte su tiempo entre varios despachos. En el de Madrid tiene un cuadro con una vista que le recuerda a la imagen que veía de pequeño cuando estudiaba en el colegio de los jesuitas de Sarriá en Barcelona

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ivide su tiempo entre Barcelona y Madrid. En las dos ciudades tiene despacho de trabajo y, medio en broma, asegura el abogado Emilio Cuatrecasas que en el puente aéreo también tiene otro despacho. Cada semana, toma una media de seis aviones. Y para que nada le perturbe, el despacho que tiene en la capital, situado en pleno corazón del barrio de Salamanca, es una réplica, un poco más pequeña, aclara, del que tiene en la Ciudad Condal.

La decoración de ambos edificios es obra del arquitecto Juanpere, aunque el sello de Emilio Cuatrecasas impregna cada rincón. Suya es la idea del sofá modelo Chester y las butacas de ante en color tabaco. Las mesas de trabajo combinan madera y piel. El ambiente mezcla ideas recogidas a lo largo de tres generaciones de abogados. 'Los sillones fueron idea de mi abuelo; la mesa de escritorio, de mi padre, y la de reuniones, es mía. Es bonito que haya muebles de generaciones distintas', explica.

Trabaja rodeado de fotos de familia, de su esposa y de sus tres hijas -'lo más maravilloso de mi vida'-, de autoridades, incluida una con Fidel Castro, y de su barco. Porque una de las grandes pasiones de Emilio Cuatrecasas es la navegación. 'Me encanta porque, además, el barco en el que navego es fruto de haberlo concebido durante muchos años'. añade. Resume que para trabajar necesita arroparse de un buen equipo y tener un entorno agradable donde 'uno se sienta acogido'.

De la pared cuelga un cuadro muy especial para este letrado, nacido hace 48 años en Barcelona: una vista del colegio de los jesuitas de Sarriá. 'Me trae recuerdos de mi infancia porque era lo que yo veía cuando salía de casa para ir al colegio'. Otro recuerdo emotivo que encierra en su despacho es una acuarela de Ceferino Oliva del puerto de Bilbao. Fue en esta ciudad donde el abuelo de Emilio Cuatrecasas abrió en 1938 la segunda sede del bufete. A Madrid tardaron 47 años más en llegar. Detrás de su silla de trabajo tiene colgada una obra de Tàpies. Y matiza que cada socio del despacho cuenta con libertad para decorar su lugar de trabajo a su antojo. 'Pasamos tantas horas trabajando que es bueno que los espacios estén a gusto de cada persona'. En este sentido, señala que una de las profesiones más difíciles para conciliar vida personal y laboral es la abogacía.

Cuatrecasas tiene en plantilla 620 abogados, fruto 'de una enorme exigencia en la búsqueda de la calidad', repartidos por distintas sedes, entre ellas Bruselas, Nueva York y São Paulo. Emilio Cuatrecasas es consejero, entre otras, de Elior, Sol Meliá y Chupa Chups. Es miembro del pleno de la Cámara de Comercio de Barcelona. Opina que un ejecutivo debe, ante todo, dar ejemplo y saber integrarse dentro de un equipo de trabajo. 'No se puede ser diferente a los demás. Hay que saber impulsar, motivar, decidir, pero, además, ser generoso como para en un momento determinado no tener dudas a la hora de pasar un caso a un compañero'.

Dirigir un despacho de abogados exige, en su opinión, una gran habilidad para conciliar y arbitrar personalidades diferentes. 'Los abogados son como prima donnas y hay que saber quién es mejor para decidir o quién es bueno para ir a los tribunales', aclara. Emilio Cuatrecasas exige a todo aquel que trabaja a su lado integridad, 'es un elemento esencial en el mundo de los valores', y tener vocación de abogado, 'que disfruten representando a sus clientes'.

12 horas de trabajo

Confiesa Emilio Cuatrecasas que trabaja una media de 12 horas diarias. 'El trabajo intelectual, académico y de estudio lo hago cuando llego a casa porque cuando estoy en el despacho siempre tengo reuniones de trabajo. Desconecto poco', explica. Reconoce que 'es fundamental encontrar el equilibrio personal, pero desgraciadamente no es una realidad, es una asignatura pendiente'. Señala que todo esto está cambiado, 'porque a los abogados jóvenes les preocupa cada vez más la calidad de vida'. Aun así, está convencido de que los abogados serán de los últimos en rebajar su horario laboral.

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