Protesta en Santiago de Compostela por el desastre del 'Prestige'

Al mismo tiempo que los vientos rolaban ayer a mediodía de suroeste a noroeste, haciendo avanzar la gran mancha del pesado fuel que cargaba el Prestige hacia la Costa da Morte, los gallegos avanzaban hacia la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela (A Coruña) en una multitudinaria manifestación de protesta para reclamar la declaración de Galicia como zona catastrófica y exigir que este tipo de desastres no vuelvan a ocurrir.

A pesar de la lluvia, la plataforma cívica convocante Nunca Mais y la policía municipal coincidieron en señalar que la manifestación fue seguida por unas 200.000 personas. En la plataforma se agrupan hasta 60 organizaciones ciudadanas, de intelectuales, artistas, ecologistas, políticos, sindicalistas, armadores, pescadores y mariscadores.

Entre los políticos, destacó la presencia del secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, acompañado de otros dirigentes socialistas, como el secretario de organización, José Blanco, y el candidato a la presidencia de la Xunta, Emilio Pérez-Touriño. Al frente de la manifestación figuraban también máximos dirigentes de otras formaciones políticas, como Gaspar Llamazares, de Izquierda Unida; Xosé Manuel Beiras, del Bloque Nacionalista Galego, o Josú María Mendiluce, de los verdes.

Entre los sindicalistas, además de Xesús Seiso, de la Confederación Intersindical Galega , destacó la presencia de Suso Mosquera y Xan María Castro, secretarios generales para Galicia de UGT y Comisiones Obreras, respectivamente.

'Gobierno dimisión', 'Aznar atiende, Galicia no se vende' o 'Fraga, vete a cazar y no vuelvas nunca más' fueron algunas de las proclamas más repetidas durante el recorrido, que concluyó con un manifiesto leído por el escritor Manuel Rivas. En una plaza del Obradoiro repleta, Rivas pidió la 'dimisión' de los políticos responsables de la gestión de la crisis.

El vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, se lamentó ayer de que el tono de este manifiesto impidiera a su partido participar en la manifestación.

José Luis Rodríguez Zapatero declaró que la 'mala actuación del Gobierno ante la catástrofe del Prestige obliga a que se depuren responsabilidades' y añadió que, en su opinión, los responsables políticos deben estar, en estos momentos, en Galicia. Apuntó que 2003 deberá ser un 'año de solidaridad con Galicia', y no sólo en lo que se refiere a las ayudas o a las medidas puestas en marcha para 'solucionar problemas inmediatos'.

Los Gobiernos central y gallego firmarán hoy un convenio para pagar las primeras ayudas a los damnificados a partir del próximo día 14 coincidiendo con la visita del Rey a Galicia. Hasta ahora se han presentado 2.827 solicitudes.

Segunda marea negra

Zapatero recordó que hace dos semanas el Gobierno 'negaba que la marea negra existía'. Este fin de semana, no ha habido ninguna previsión oficial sobre la posible llegada de la gran mancha de fuel que vertió el Prestige cuando se partió en dos el 18 de noviembre, que se calcula en 11.000 toneladas y ocupa 10.000 metros cuadrados.

Mariano Rajoy se limitó a alertar ayer que hay una serie de manchas de fuel en distintas zonas de la costa gallega 'que se mueven y se parten' y que la mayor está a 19 millas del espacio natural de Corrubedo, a la entrada de la ría de Noia. Pero también informó que la tregua metereológica del sábado ha permitido que los siete buques de descontaminación extranjeros actuaran sobre esa mancha y recogieran 5.500 toneladas de fuel.

Admitió que la zona más amenazada por el fuel es la de los cabos Touriñán y Finisterre. A última hora de la tarde nuevas manchas llegaron a las playas de los municipios de Muxía y Camariñas, así como a la playa de O Rostro en Finisterre. La mancha de Muxía tiene 200 metros cuadrados. También llegaron vertidos a Carnota y Valdoviño, cerca de Ferrol. Se cumplen así las expectativas de Nicolás Villar, coordinador del área de seguridad del Ayuntamiento de Ferrol, que desde el vierne adviritió que una mayor oleada del pesado fuel anegaría el litoral 'entre el domingo por la noche y el lunes por la mañana'.

El viento ha rolado a noroeste, lo que empuja los restos hacia el litoral gallego y amenaza incluso a la ría de Arosa, que ayer culminó las labores de protección de las bateas al extender 160.000 metros de plásticos. Las 1.400 personas que trabajan en las playas temen lo peor.

La costa occidental de Asturias se mantiene en permanente estado de alerta, máxime después de que ayer se localizaran dos pequeños restos del fuel a unas 20 millas al norte de Navia y a unas 30 de Tapia de Casariego. Pero aquí el viento se las lleva mar adentro.

Expulsión de un petrolero de aguas españolas

El presidente del Gobierno, José María Aznar, anunció ayer que en la noche del sábado se decidió la primera expulsión de un petrolero de las 200 millas que comprenden las aguas territoriales españolas. En conferencia de prensa en Corfú (Grecia), donde Aznar presidió la Internacional Demócrata de Centro (IDC), explicó que la nave, de pabellón maltés, no cumplía las condiciones de seguridad que se han acordado con Francia tras el desastre del Prestige, es decir, que tiene más de 15 años de antigüedad y no está provisto de doble casco. Se trata del petrolero Moskowsky que, como en el caso del Prestige también transporta fuel, se dirigía a Gibraltar bajo bandera de conveniencia.El presidente anunció también que viajará a Galicia para 'ofrecer compromisos y soluciones' a las víctimas de la catástrofe, aunque no especificó fecha. Quiso así apaciguar los ánimos, tras conocerse que el mismo fin de semana (16 y 17 de noviembre, cuando arreció la marea negra en Galicia) que Manuel Fraga estaba de cacería en Aranjuez (Madrid), el ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, practicaba este deporte en los Pirineos de Lleida, mientras que los ministros de Medio Ambiente, Jaume Matas, Interior, Ángel Acebes, y Sanidad, Ana Pastor, visitaban Doñana de forma privada. El plenario de IDC decició ayer apoyar la propuesta ante la UE para crear un fondo complementario al internacional (Fidac), que garantice la indemnización a los perjudicados por este tipo de catástrofes, con un importe de 1.000 millones de euros.