El 93% de los españoles cree que el euro ha elevado injustificadamente los precios
El impacto en los precios de la llegada del euro ha sido muy superior al previsto. Al menos, esa es la impresión mayoritaria que tienen todos los ciudadanos, a falta de informes oficiales. Ayer se hicieron públicas las conclusiones del Barómetro del Consumidor 2002, que elabora todos los años el Instituto de Empresa con la colaboración del grupo Eroski. En él se analiza, entre otros asuntos, esta cuestión.
Según la encuesta, el 93% de los consumidores cree que el cambio de moneda ha encarecido injustificadamente el precio de los productos. Un 54% considera, incluso, que el encarecimiento ha sido desproporcionado. Estas opiniones contrastan con las expresadas sólo un año antes, cuando se estaba en vísperas de abrazar la nueva divisa. En 2001, según datos del Barómetro del Consumidor, un 38% de los encuestados estimaba que los precios se mantendrían estables. Pasados 12 meses, y con conocimiento de causa, sólo el 7% de los encuestados indican que los precios no han variado con el paso de la peseta al euro.
Por tipos de consumidor, quienes más piensan que se han encarecido mucho los precios con el euro son las mujeres y el tramo de edad que va de 40 a 60 años. En donde más se ha acusado el cambio de divisa ha sido en Madrid y en las comunidades autónomas del norte del país.
Adaptación y etiquetado
La nota positiva la refleja la adaptación a la moneda única europea. El 58% de los consumidores considera que el abandono de la peseta no ha tenido complicaciones relevantes.
El comercio, a través del doble etiquetado de los artículos en la tienda, ha contribuido mucho a la información sobre el euro y a que los usuarios se familiarizaran con la nueva moneda. El 55% de los consumidores quiere que continúe el doble etiquetado de los precios; el 56% pide la comunicación de saldos y rebajas en las dos monedas y el 57%, en facturas y tiques.
Con todo, una de cada tres personas mayores de 60 años confiesa alguna dificultad en la adaptación al euro. De hecho, una parte considerable de los consumidores (el 41%) admite que los cálculos los siguen haciendo en pesetas. En la zona euro, la media es similar: el 48% sigue convirtiendo los precios de euros a su equivalente a la antigua moneda nacional y el 34% juega con ambas referencias.
Por otra parte, los consumidores no se sienten bien informados. La fuente más creíble en asuntos como los alimentos son los familiares y amigos. Las menos creíbles, la propia administración, los fabricantes y los medios de comunicación.
El consumidor tipo reclama poco (sólo un 12% lo ha hecho durante los últimos 12 meses) quizá porque sólo el 33% de las reclamaciones generan respuestas satisfactorias para él. Internet como medio de compra suscita algo menos de recelo que en 2001, pero permanece una clara desconfianza, ya que sólo obtiene 4,1 puntos de 10 posibles.
Por otra parte, los consumidores continúan muy reacios a pagar por servicios que ahorren tiempo en la realización de la compra. Los jóvenes llevan la delantera en este asunto.