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Cine

Los ojos de Hollywood y la 'niña estrella'

'Cautivo del deseo', protagonizada por Bette Davis, uno de los grandes mitos del cine, y 'La pequeña princesa', interpretada por Shirley Temple

ltiva, camaleónica o compleja son los adjetivos que más se repiten a la hora de hablar de Bette Davis, mujer de grandes y penetrantes ojos, que se convertiría con el paso del tiempo en uno de los mayores mitos que ha dado el cine estadounidense. Con sus dos oscars a la mejor actriz de un total de 10 nominaciones, Bette Davis tan sólo ha sido superada, en lo que a estos galardones se refiere, por Katharine Hepburn, que ha obtenido cuatro oscars de un total de 12 nominaciones, e Ingrid Bergman, que logró tres oscars de un total de siete nominaciones.

Un año antes de obtener la primera de sus estatuillas (Peligrosa, 1935), Bette Davis saltó al estrellato cinematográfico con Cautivo del deseo -que compone junto con La pequeña princesa la nueva entrega de la colección Obras Maestras del Cine Clásico que se vende todos los sábados conjuntamente con Cinco Días-. En esta película da vida a Mildred Rogers, una camarera desenvuelta, vulgar y cínica, de la que se enamora un joven pintor discapacitado.

El guión de la película está basado en la novela Servidumbre humana, del escritor británico William Somerset Maugham, autor de numerosas obras llevadas al cine como La carta, también protagonizada por Bette Davis.

Tras el preestreno de Cautivo del deseo, los ejecutivos de la RKO decidieron cambiar la música, y encargaron una nueva partitura al afamado Max Steiner, compositor, entre otras muchas, de la música original de Casablanca.

Entre las curiosidades que rodean a este filme destaca que el negativo de la película fue destruido por un error, aunque afortunadamente en 1971 se encontró una copia en 16 milímetros, con lo que la cinta pudo reestrenarse 37 años después de su realización.

Si la de Bette Davis fue una carrera de fondo, con más de 100 películas a sus espaldas, la de Shirley Temple, protagonista de La pequeña princesa, fue todo lo contrario. Un estrellato tan infantil como fulgurante. A los tres años ya había hecho su debú en el cine, a los seis era toda una celebridad -el contrato que suscribió con la Fox en 1934 sacó a los estudios de sus graves problemas financieros- y a los 18 puso punto final a su carrera, tras aceptar que había perdido su encanto para el público debido a una causa inevitable: no era más una niña.

La critica considera que Walter Lang, director de La pequeña princesa, logró sacar la mejor interpretación en la carrera de la niña estrella, a quien dirigiría posteriormente en otras dos ocasiones. Con anterioridad a esta versión de 1939, Mary Pickford fue la primera intérprete de la pequeña heroína en una versión muda de 1917.

La película se estrenó con gran éxito en Estados Unidos, obteniendo importantes resultados en taquilla. Sin embargo, ese mismo año la gran triunfadora indiscutible fue El mago de Oz, película protagonizada por Judy Garland y cuyo papel le había sido ofrecido a Shirley Temple.

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