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Las búsquedas de la OTAN

La reunión de la OTAN, celebrada en Praga, contaba con una repleta agenda (...). Pero, probablemente, el primer asunto debería haber sido: ¿por qué estamos aquí? Unos cuantos años después de la caída del muro de Berlín, la OTAN no tiene una razón clara para su existencia. Sobre el papel, es la más formidable colección de ejércitos del mundo -con cerca de cuatro millones de soldados, incluidos los nuevos miembros- que todavía exhibe una curiosa reticencia a la lucha.

Habiendo dejado en manos de Estados Unidos los combates en los Balcanes y en Afganistán, la OTAN camina a tientas en busca de una justificación para su existencia (...). La OTAN es, sobre todo, una fuerza de lucha y es mejor pegarse a objetivos militares claros. ¿Cuáles deberían ser? Hasta el momento, la OTAN ha sido efectiva en la pacificación de los Balcanes y debe continuar. Pero puede hacer más que pegarse a Estados Unidos. Necesita ensanchar su definición de amenaza común (...).

La guerra al terror debe ser el crisol de la reforma. Hasta el momento, Estados Unidos se ha sentido feliz en la toma del liderazgo contra chicos malos como Sadam Husein y Osama Bin Laden. La contribución de los aliados, con los británicos a su lado, ha sido fundamentalmente simbólica. Pero el día crucial puede llegar cuando Estados Unidos necesite ayuda, tal y como sucedió con el bloque soviético. ¿Estará la OTAN ahí? Sólo si sus miembros reconocen que la amenaza es ahora tan real como lo fue entonces.

Pese a sus diferencias, los miembros de la OTAN confían en la democracia. Eso significa que también deben confiar en defenderla.

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