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La enoteca

Una apuesta por la juventud

En las célebres tierras de albarizas, diversas bodegas apuestan por la elaboración de vinos blancos afrutados y ligeros a partir de la variedad autóctona Palomino

A

ndalucía constituye por sí misma todo un universo del vino. En estas tierras del sur de la península se gestan elaboraciones únicas que no encuentran un equivalente en ninguna otra zona del mundo: los finos y manzanillas, los amontillados, los olorosos, los palo cortado, los dulces Pedro Ximénez, etc. Sin embargo, en las dos últimas décadas del siglo XX comienzan a plantearse dificultades en la comercialización de los clásicos vinos andaluces. Esta crisis llevó a muchas bodegas a apostar por la elaboración de vinos blancos ligeros y frescos lanzados al mercado con la categoría de vinos de mesa o vinos de la tierra. En la actualidad, casi la mitad de la producción del oeste de Andalucía se dedica a este tipo de vino.

En esta comunidad autónoma podemos encontrar hasta seis categorías de vinos de la tierra que probablemente acaben uniéndose bajo el paraguas genérico de Vino de la Tierra de Andalucía. Dentro de esta amalgama, los Vinos de la Tierra de Cádiz acogen vinos blancos ligeros elaborados principalmente en bodegas que se encuentran en el famoso marco formado por Jerez de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda y Puerto de Santa María. Los tres municipios forman el triángulo de oro, también conocido como Jerez Superior. La variedad blanca predominante es estas tierras es la palomino fino (listán) que ocupa aproximadamente un 96% del total del viñedo. El resto de la superficie cultivada se reparte entre las variedades pedro ximénez y moscatel.

Las uvas de más calidad proceden de las albarizas, un tipo de suelo privilegiado, gredoso y de color blanco deslumbrante que es capaz de absorber hasta el 33% de su peso en agua y en los meses calurosos forma una capa impenetrable que evita las excesivas pérdidas de agua por evaporación.

Se trata de una zona vitícola con un clima cálido con influencias atlánticas en la que los vientos de poniente aportan humedad. En las áreas costeras las lluvias son muy abundantes en invierno y primavera. Pero, por otro lado, la radiación solar en la zona de Jerez y Sanlúcar de Barrameda, con 3.000 horas al año, figura entre las más elevadas del mundo.

En Sanlúcar de Barrameda encontramos la gigantesca bodega Antonio Barbadillo, cuyas instalaciones, las mayores de la zona, rodean el Castillo de Santiago. Actualmente, y después de casi dos siglos de antigüedad, Barbadillo es una empresa familiar y 100% española, considerada pionera en la elaboración de los vinos más jóvenes de la Tierra de Cádiz y caracterizada por sus buenas estrategias de marketing y su magnífica penetración en el mercado. Su vino Castillo de San Diego, que comenzó a comercializarse en 1975, fue el primer vino blanco joven elaborado en Andalucía y es hoy en día el blanco más vendido de España. Barbadillo es propietaria de 500 hectáreas de viñedos repartidos en dos fincas, Gibalbín y Santa Lucía, situadas en la zona del Jerez Superior.

En el mismo municipio, otras bodegas de menores dimensiones como Hijos de Rainera Pérez Marín, conocida en toda España por ser la creadora de la famosa manzanilla La Guita, se dedican también a la elaboración de vinos blancos jóvenes. Ya en Arcos de la Frontera destaca la labor de Bodegas José Páez Morilla y Hermanos, que elaboran interesantes vinos jóvenes a partir del ensamblaje de la autóctona palomino y la variedad riesling, esta última importada de Alsacia y que se complementa a la perfección con la cepa clásica jerezana.

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