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La enoteca

El vino de las montañas

Este vino de larga historia aporta una gran gama de colores, aromas y sabores que deben situar de una vez por todas a la denominación en el puesto que merece

A pesar de un largo -larguísimo- pasado de prestigio vitivinícola, la zona productora de Málaga parece haber caído en un olvido generalizado por parte del consumidor, e incluso por parte del profesional. Hubo un tiempo en el que era uno de los vinos más deseados y prestigiosos de nuestro país, conocido en Gran Bretaña como el mountain wine por proceder de la serranía que rodea la DO.

Guillén Robles en su Historia de Málaga y su provincia nos dice que 'los griegos se establecieron en Málaga y enseñaron a los indígenas a podar las viñas'. El primer testimonio histórico que conocemos de la elaboración de vino en Málaga data del Bajo Imperio Romano y consiste en un depósito prismático de fermentación descubierto en Cártama, a unos 30 km. de la capital. Durante la dominación árabe, se entabló una dura lucha entre las normas coránicas que prohibían el consumo de vino y la costumbre de beberlo, que habían arraigado en nuestro pueblo. A pesar de ello, sobrevivió a leyes y costumbres, llegando al siglo XVIII como uno de los caldos más apreciados. Fue quizá la filoxera o la mala gestión de los bodegueros lo que propició una crisis, desviando las inversiones hacia sectores más rentables y el interés del mercado hacia zonas con mayor proyección como Jerez.

El vino de Málaga atraviesa hoy en día una de las etapas más duras de su historia, más cuando hablamos de uno de los momentos más interesantes del sector. El consejo regulador, uno de los primeros en consolidarse, se creó en 1933 y controla las denominaciones Málaga y Sierra de Málaga, amparando más de mil hectáreas de viñedo, pero un restringido número de bodegas elaboradoras. Los cambios registrados en las tendencias elaboradoras están propiciando una recuperación del prestigio de este vino.

Dentro de la comarca se distinguen cinco zonas de producción. Axarquía es la zona más oriental de la provincia. Se caracteriza por su compleja orografía con grandes pendientes que llegan hasta el mar. Sus suelos son de pizarra, poco profundos, y el clima es cálido, escaso en lluvias. La variedad predominante es la moscatel y la rome -tinta o blanca-, una uva autóctona tan personal como sus vinos.

Integrada por la cadena montañosa que rodea la ciudad de Málaga, la subzona de Montes se caracteriza por grandes pendientes y orografía complicada. Suelos pizarrosos y numerosos microclimas son sus más claras cualidades en unas laderas donde predomina el cultivo de pero ximén y moscatel. En la altiplanicie de Antequera, encontramos la zona norte, con suelos poco profundos pardo-calizos y clima continental de inviernos fríos y veranos calurosos. Allí vuelve a dominar la pero ximén, junto con lairén y doradilla. Ya al límite con la provincia de Cádiz se sitúa la cuarta subzona de la DO Málaga, denominada costa occidental, con un clima mediterráneo cálido y poco lluvioso y la moscatel como uva reina. Por último, llegamos a la serranía, ubicada a unos 750 metros sobre el nivel del mar y con suelos de textura arenosa y un subsuelo calizo.

Dentro de la denominación se elaboran los vinos más característicos de las tierras andaluzas, desde secos hasta dulces, procediendo estos últimos del mosto de uvas bien maduras o asoleadas, especialmente de las apreciadas moscatel y pero ximén (pedro ximénez). Con respecto a la crianza, los sistemas de envejecimiento reúnen el característico por añadas y el sistema dinámico de criaderas y soleras. Los resultantes de las diferentes elaboraciones se expresan con multitud de apelativos como málaga lágrima, málaga pero ximén, crema, pajarete, sweet, cream o golden, entre otros.

Molino Real 'Mountain Wine'. Blanco. 2000

 

Otro logro del innovador enólogo Telmo Rodríguez. Elaborado con uva moscatel procedente de unos espectaculares viñedos situados en pronunciadas pendientes de pizarra. En la elaboración ha recurrido a la tradición de las paseras, es decir, esas mujeres que mientras las uvas se asoleaban daban la vuelta a los racimos eliminando los frutos con peor aspecto. Cada botella de 50 cl. se obtiene con 4 kg. de uva. Un vino de hermoso color amarillo dorado con irisaciones verdosas, cristalino y brillante. En nariz resulta concentrado y muy fragante. En boca es amplio, untuoso y glicérido. Dulce sin resultar empalagoso. Un moscatel espectacular que podrá combinar con foie o al postre con filloas con crema de mandarina.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bodega: Compañía de Vinos Telmo Rodríguez. Crianza: fermentado y criado en barrica de roble durante dos años. Variedades: moscatel. Cosecha: buena. Temperatura: 10-12º C. Precio: 30 euros.

 

PX Reserva de la Familia Blanco. Cosecha 1999

 

Fundada en 1855, la bodega ha mantenido la pasión por el vino. Posee 6.000 botas de roble americano y 250 hectáreas de viñedo propio con pedro ximénez y moscatel. Su varietal de pedro ximénez procede de uva asoleada en paseras durante unos 10 días, pasando a una crianza oxidativa de 18 meses en roble francés Vosges de tostado medio. Bonito color ámbar intenso con ribete yodado, brillante y de buena capa. En boca despliega finos aromas de ciruelas, pasas, agradables notas de regaliz, frutos secos y tabaco de Virginia con un fondo balsámico (eucalipto). En boca es armonioso. A la entrada es glicérico y untuoso, con un buen balance acidez-alcohol. Largo posgusto. Perfecto a la hora del postre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bodega: López Hermanos. Crianza: 18 meses en barricas de roble francés. Variedades: pedro ximénez. Cosecha: buena. Temperatura de servicio: 16º C. Precio aproximado en bodega: 7 euros.

 

Montespejo Blanco. Cosecha 2001

 

Al norte de la provincia de Málaga se localiza esta bodega, con mil hectáreas de viñedo propio. Además de vinos jóvenes, Tierras de Mollina elabora vinos con crianza y dulces. Encontramos en cata un vino color amarillo pajizo con ligeros reflejos dorados, muy limpio y brillante. En nariz despliega aromas de buena intensidad con claros recuerdos de moscatel sobre un fondo floral y de frutas blancas. En boca es ligero, con buenas sensaciones frutales de entrada y un paso de boca donde aparecen los tonos dulzones de la moscatel con una moderada acidez y un ligero amargor que le da cierta complejidad. Posee un retrogusto grato de buena persistencia. Buen acompañante de unas gambas a la gabardina o un salpicón de marisco.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bodega: Tierra de Mollina. Crianza: No. Variedades: doradilla y moscatel. Temperatura de servicio: 8º C. Precio: 2,5 euros.

 

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