El blanco de Antoñanzas
Necesita trabajar rodeado de este color inmaculado. El presidente del Grupo +A, hijo del ex presidente de Uralita, acaba de mudarse a una antigua nave industrial, cuyas paredes, mobiliario y hasta el suelo están pintados en ese tono
Es un apasionado del color blanco y la luz natural. Hay blanco en las paredes, en las mesas, en el suelo de resina. El blanco es requisito indispensable y necesario para que Jaime Antoñanzas, presidente del Grupo +A, dedicado al marketing y la comunicación, trabaje a gusto. 'Me gustan los espacios luminosos y agradables y eso se consigue con el color blanco, que aporta calidez y calidad'.
Los cinco hermanos Antoñanzas, hijos del ex presidente de Uralita, han transformado una antigua nave industrial, situada en el madrileño barrio de Prosperidad. Acaban de mudarse a las nuevas instalaciones. Anteriormente, los 95 empleados de las empresas que forman este grupo, Comunica con A, Positiva +A y Mira con A, se repartía en tres edificios distintos; 'teníamos un gran desorden, además de que perdíamos dinero y productividad'.
Se plantearon varias alternativas y decidieron que la mejor solución era crear un espacio único. 'Hemos intentado crear una agencia original y a la vez hemos cuidado detalles como el aparcamiento, cubrir una cuota de gimnasio a los empleados o crear una zona para que las madres puedan comer durante dos horas con sus hijos', agrega Antoñanzas.
Desde su despacho, en una de las zonas más altas de la nave, con tabiques de cristal, controla toda la diáfana agencia. Ha respetado la arquitectura anterior, de origen industrial. Tuvo la tentación de cubrir los amplios ventanales del techo, pero también los respetó. 'Y ha sido un acierto, porque es mucho más sano y agradable trabajar con luz natural. Sobre la mesa tiene una caja de puros, la foto de su mujer y de su hija. De fondo, siempre música de jazz. 'Me ayuda a concentrarme, me relaja y me gusta que me acompañe cuando trabajo, sobre todo en las últimas horas del día', señala este ejecutivo de 35 años, que inició su andadura profesional dentro del sector del marketing promocional y eventos en la empresa Publika, perteneciente al Grupo K de comunicación, en la que trabajó durante siete años.
Reconoce ser un maniático de los detalles, 'todos los que trabajamos en el sector de la comunicación tenemos que vigilar y cuidar los pequeños detalles'. Para Jaime Antoñanzas, ahí se encuentra buena parte del éxito de un ejecutivo y de una compañía. También cuida con esmero la puntualidad. 'Me gusta ser bastante riguroso con los horarios, sobre todo con las reuniones internas. Es importante ser disciplinado'.
No suele mirar el reloj. Trabaja de 9 de la mañana a 10 de la noche. Y asegura que las últimas horas del día son las 'más deliciosas' para trabajar. 'Dejan de sonar los teléfonos y es el mejor momento para reflexionar o discutir problemas. Aunque ahora lo que está de moda entre los ejecutivos es no presumir de las horas que se trabaja', explica Antoñanzas.
Sobre el nivel de exigencia, señala que lo único que le pide a sus colaboradores es el mismo nivel de implicación en el trabajo y en la empresa que él pone con ellos. 'Los que trabajan con nosotros son los verdaderos motores de la compañía, tanto cuando va bien como cuando va mal, y, por tanto, a mí me gusta cuidarlos. Procuro tener atenciones con ellos. Me gusta transmitir siempre ilusión', matiza. Entre las cualidades que ha de tener un ejecutivo explica que, ante todo, honestidad tanto con el mercado, como con la sociedad y los empleados. 'Es importante no venirse abajo nunca. El valor diferencial está siempre en la emoción y en la pasión que le pongas al trabajo'.
La hoz y el martillo
Está pensando en no colgar cuadros y respetar el blanco inmaculado de las paredes. De momento, las obras pictóricas descansan en las paredes del despacho. Uno de ellos lleva pintada una bandera de Estados Unidos. Lo tiene en homenaje a Coca-Cola, uno de los mejores clientes del Grupo +A. Medio guardado, tiene otro del pintor Pascual Caprile con una hoz y un martillo. 'Es para compensar lo de la bandera americana', dice bromeando. Una de sus manías son los lapiceros, los rotuladores negros y los folios grandes. 'Me gusta escribir con rotulador y en las reuniones que tengo con los creativos me gusta dibujar conceptos'.