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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La apuesta de Greenspan

La Reserva Federal estadounidense bajó ayer medio punto los tipos de interés, hasta el 1,25%, en un contundente intento por apuntalar la economía de EE UU, que sigue en declive cuando está a punto de comenzar la temporada de compras navideñas. Los pedidos de bienes duraderos están en clara caída; el índice de clima empresarial ISM, en contracción en octubre por segundo mes consecutivo, y el enorme sector de los servicios, expandiéndose a menor ritmo, además de las ventas de automóviles en disminución y el desempleo en aumento. A ello se añade que la confianza de los consumidores se encuentra en sus mínimos de los últimos nueve años y que el PIB en el tercer trimestre (3,1%) ha crecido menos de lo esperado, lo que debilita el pulso de la recuperación económica estadounidense. æpermil;ste es el panorama que justifica la medida de situar el precio del dinero en el nivel más bajo en más de cuatro décadas.

Wall Street reaccionó con fuertes altibajos para acabar al alza, pero no despejó las dudas de los inversores. Los mercados ya habían descontado un recorte de 0,25 puntos, pero Greenspan ha querido dar una señal clara, aunque haya tenido para ello que arriesgar casi toda la munición monetaria de que dispone. Muchos pueden interpretar la magnitud del recorte como una señal de mayor debilidad de la economía, pero un recorte más pequeño habría sido una salida fallida.

En la anterior reunión de la Reserva Federal, el 24 de septiembre, la decisión de mantener los tipos recibió dos votos en contra. La medida de ayer elimina discrepancias y, además, Greenspan retoma el argumento del riesgo geopolítico anunciado entonces: 'Los datos tienden a confirmar que una mayor incertidumbre, en parte atribuible a los crecientes riesgos geopolíticos, inhibe actualmente la inversión, la producción y el empleo'. Complicado panorama en el que la victoria de Bush en las legislativas del martes aumenta las incertidumbres por la previsible guerra contra Irak.

El BCE tiene hoy la palabra, presionado por un euro fortalecido por la decisión de la Reserva Federal, lo que debilitará más las exportaciones de la zona euro. Pese a la debilidad de la recuperación en el área, la mayoría de los expertos sostenía ayer que la autoridad monetaria mantendrá los tipos hoy en el 3,25%, pero los recortará antes de fin de año. Si es así, Wim Duisenberg puede llegar tarde una vez más. En su último informe, el propio BCE decía que los riesgos sobre la inflación están equilibrados. Y es verdad que nada -ni siquiera el precio del petróleo- anuncia que en el conjunto de la UE se vayan a producir -salvo casos aislados, como España- mayores tensiones inflacionistas, cuyo control es el único cometido de la política monetaria del BCE.

Es probable que las Bolsas se vean decepcionadas si el BCE no sigue los pasos de la Reserva Federal. Un recorte, para el que tiene margen, es crucial para estimular la demanda doméstica. Y especialmente en las grandes economías de la UE, que ayer volvieron a ofrecer signos de desaceleración.

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