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Cerveza

Un juez permite a Alhambra el uso de la marca Águila Negra

Cervezas Alhambra puede seguir considerando como suya la marca Águila Negra, según una sentencia de la Audiencia de Granada que desestima la demanda civil que pedía la retirada del mercado de dicha marca interpuesta por Heineken España. La cervecera holandesa asegura que ya ha recurrido la decisión judicial.

La sentencia, del pasado 21 de octubre, establece que Cervezas Alhambra ha actuado correctamente desde que adquirió la marca en 1997 a la hoy desaparecida cervecera asturiana Águila Negra y da por acreditado el 'uso efectivo y real' de la misma, por lo que desestima la pretensión de Heineken de retirarla judicialmente del mercado por su presunta falta de comercialización real.

La ley establece que cualquiera que acredite la falta de comercialización de una marca puede solicitar al juez que la retire del mercado.

El auto de la Audiencia Provincial de Granada supone un paso más en el conflicto que durante dos años llevan manteniendo Heineken España y Cervezas Alhambra. El conflicto nace cuando Heineken fusionó sus dos sociedades españolas, Cruzcampo y El Águila, en 2000, convirtiéndose en la primera cervecera de España por cuota de mercado con casi el 40% de las ventas. El antiguo líder de El Águila, Carlos de Jaureguízar, convertido en segundo ejecutivo de la multinacional Heineken España, se empeñó en sacar del mercado Águila Negra por su parecido a El Águila.

Espionaje industrial

Fuentes de los trabajadores y directivos de la cervecera aseguran que Carlos de Jaureguízar pretende desde entonces imponer la primacía de El Águila sobre Cruzcampo. Una estrategia en línea con la política de Heineken de imponer poco a poco sus marcas europeas (El Águila ya se comercializa con la submarca Amstel) sobre las locales en todo el continente.

En enero de 2001, Heineken presenta la demanda civil de retirada del mercado de la marca Águila Negra. La respuesta de Alhambra fue una querella criminal contra los dos primeros directivos de Heineken España, Piero Perron y Carlos de Jaureguízar, y contra el detective privado contratado por la cervecera holandesa para tratar de demostrar la falta de comercialización de Águila Negra.

El asunto se convirtió a partir de entonces en un caso de supuesto espionaje industrial. La querella criminal de Alhambra acusaba al detective y, por inducción, a los directivos de Heineken de haber penetrado sin autorización en la factoría de Cervezas Sureña en Córdoba (propiedad de Alhambra) para obtener datos secretos sin autorización de la empresa.

La querella criminal fue desestimada y ratificado el auto de archivo. El detective, Juan Arias, había aprovechado su condición de miembro de una sociedad de coleccionistas de cervezas para entrar con pleno consentimiento de la misma durante la celebración de un congreso de coleccionistas.

La información obtenida por Arias aludía a la supuesta falta de canales de comercialización de Águila Negra y su investigación fue el fundamento que usó Heineken España para interponer su demanda.

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