Una inversión más reposada
Las empresas siguen apostando por nuevas aplicaciones, pero no a cualquier precio. Sopesan sus inversiones y buscan la máxima rentabilidad
Según el informe Las tecnologías de la información en España 2001, elaborado por la patronal Sedisi, el mercado de programas experimentó durante el pasado ejercicio un crecimiento del 14,7% y registró un volumen de facturación de 1.139,8 millones de euros. La crisis económica internacional hace prever un parón en las inversiones para 2002 -de hecho, y según datos de Sedisi, este segmento de mercado ha registrado el primer trimestre del año un incremento de tan sólo el 3,3%, cuando un año antes el aumento había sido del 28,2%-; sin embargo, los empresarios se muestran optimistas. Jordi Pons, director general de Autodesk, asegura que 'la necesidad de inversión sigue viva, pero es cierto que las decisiones se están tomando de forma más reposada y en algunas ocasiones, y esto es excelente, de forma más profesional'. Pons señala que ahora son los directores financieros los que están asumiendo las decisiones de inversión en este terreno.
En este mismo sentido se manifiesta Ángel Huerta, director de la división de software de IBM, quien asegura, cuando se le pregunta por la manera de fidelizar al cliente, que 'en estos momentos las empresas se preguntan constantemente cómo optimizo el retorno de mi inversión cuando despliego un software de infraestructuras y esta rentabilidad te la da mejor una gran empresa, como la nuestra, que una pequeña compañía. Nuestros productos son absolutamente competitivos en momentos de incertidumbre como el actual'.
María Sánchez de Ron, directora de productos de la compañía Panda, dedicada sólo a seguridad informática, reconoce que la coyuntura internacional, marcada como todo el mundo sabe por los acontecimientos del 11 de septiembre, podría inducir a pensar que las inversiones en este subsector del software han mermado. Nada más lejos de la realidad, 'las empresas son cada vez más conscientes de la necesidad de mejorar la seguridad de sus programas informáticos, incluidas las copias físicas. Las compañías son conscientes de que perder información es un gravísimo problema y una realidad no tan descabellada', explica María Sánchez de Ron.
El 49% del software que se utilizó en España en 2001 fue ilegal. Es el segundo país de Europa occidental con mayor índice de delito informático
En cuanto a la proliferación de la piratería, Sánchez de Ron asegura que cada vez hay más conciencia social o industrial de lo antieconómico que resulta piratear un programa informático, no sólo por la cantidad de servicios que se pierden al no pagar las licencias, sino porque no se accede a las actualizaciones de los antivirus, tan necesarias en los tiempos que corren.
En opinión de Ángel Huerta, hay que distinguir radicalmente entre el pirateo doméstico de software, que es el que podría hacer una empresa con 15 empleados, y el uso pirata de los programas en las grandes corporaciones, que son básicamente inexistentes, porque los acuerdos comerciales recogen con absoluta precisión del uso que se hace de los programas. Otra cosa muy diferente es la proliferación de software libre (sin licencia) que, a su juicio, debería denominarse software de código abierto y en el que 'nosotros estamos muy interesados y por eso hemos puesto en marcha el proyecto Eclipse, en el que no se cobra el coste por licencia, sino el coste por adaptación', explica el responsable de la división de software de IBM.
En estos momentos, y tras unos años de tendencia recesiva, los principales mercados europeos muestran un leve crecimiento en sus niveles de piratería, lo que hace temer un cierto estancamiento en los resultados de la lucha contra este delito. España es el segundo país de Europa occidental con mayor índice de delito informático, siendo sólo superado por Grecia.
El 49% de los programas que se utilizaron en España durante 2001 tuvo origen ilegal, lo que se traduce en pérdidas de más de 113 millones de euros para la industria tecnológica local. Esto supone, según el sector, que cada año dejan de crearse miles de empleos y que Hacienda deja de ingresar decenas de miles de millones en concepto de impuestos. El cese de la cultura sin factura para el software en España supondría un incremento de la recaudación fiscal superior a 30 millones de euros anuales en concepto de IVA.