La CE, dividida sobre el reparto de poder tras la ampliación de la UE
La Comisión Europea (CE) se encuentra profundamente dividida sobre el reparto de poder institucional que debe prevalecer en Europa tras la ampliación al Este del Viejo Continente.
El miércoles, el presidente Romano Prodi y sus 19 comisarios europeos intentaron en vano consensuar su aportación a la Convención que prepara la primera constitución europea, la cual fijará el arreglo institucional a partir de 2004.
El debate rozó el caos y el único punto en que parecen coincidir los 20 políticos es en que un incremento de la legitimidad política del presidente de la Comisión eliminaría la necesidad de crear un nuevo puesto de presidencia de la Unión Europea. El primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, y el presidente del Gobierno español, José María Aznar, suenan de modo recurrente como candidatos a la nueva figura.
El organismo comunitario recibirá el próximo día 6 de noviembre la visita del presidente de la Convención, Valéry Giscard d'Estaing, al que no podrá presentar una posición común. Las conclusiones finales del debate están previstas para el día 18. Algunos departamentos comunitarios acusan, incluso, al presidente Prodi de falta de liderazgo ante una situación como la presente.
La división se traza siguiendo líneas similares a las de los países que representan los comisarios o las propias de su procedencia ideológica. El comisario holandés Frits Bolkestein figura entre las voces más criticas con cualquier avance de tipo federal de la Unión.
El español Pedro Solbes figura entre los firmes partidarios de una Comisión Europea con poderes suficientes como para ejercer de árbitro entre los diferentes Estados. A los dos comisarios alemanes no les disgustaría un presidente de la Comisión nombrado y controlado por el Parlamento Europeo, como propone el Gobierno del canciller alemán Gerhard Schröder.
Menos comisarios
Las propuestas sobre la reorganización interna de la propia Comisión están entre las más polémicas. Romano Prodi desea limitar el número de comisarios (que puede llegar a 27 con la ampliación), con un gabinete restringido con sólo cinco o siete de ellos.
La idea de un impuesto europeo para financiar el presupuesto comunitario en una UE ampliada a 25 países tampoco suscita una respuesta común entre el colegio de comisarios. La Comisión duda, incluso, si incluir la propuesta en su documento del 18 de noviembre. Los próximos días serán de duros enfrentamientos.