Eurocommerce apela a la responsabilidad social de las empresas, pese a su coste
Las compañías europeas deben convertirse en abanderadas de la causa de la responsabilidad social de las empresas. Así lo explicó ayer el presidente de Eurocommerce, Paul-Louis Halley, quien hizo un enérgico alegato sobre el papel que deben jugar los empresarios de la UE en este debate.
Halley, que impartió una conferencia sobre los retos de las empresas europeas en el marco europeo, dejó claro que se trata de un proyecto que deben liderar en primer lugar las propias compañías. 'Es absolutamente necesario que seamos muy activos en esta discusión. Nuestro interés es implicarnos junto a la Unión Europea, junto a los gobiernos y junto a interlocutores como las organizaciones no gubernamentales'.
Sin embargo, también recordó que la inversión económica que supondrá la asunción de esa responsabilidad tendrá como consecuencia un encarecimiento de los productos que 'debería ser recibido por los consumidores como una contraprestación ante ese nuevo papel'.
La protección del medio ambiente, el desarrollo sostenible y la sensibilidad hacia las causas humanitarias serán las estrellas de esta nueva carpeta de obligaciones sociales que, según el presidente de Eurocommerce, no debe ser impuesta por los gobiernos, sino asumida de forma voluntaria por las empresas. 'Los Estados deben evitar legislar en este campo y limitarse a animar a los empresarios con publicidad e intercambio de experiencias'.
Durante la presentación de su ponencia en el congreso de Aecoc, Halley reivindicó el papel que deben desempeñar las empresas en la elaboración de normas y pidió a la Comisión Europea que consulte 'con mucha mayor antelación' a las compañías sobre las reglas que puedan afectarles. 'Debemos estar presentes en los comités técnicos que asesoran a la UE para poder transmitir a Bruselas nuestras inquietudes y nuestras necesidades', concluyó.
Barreras al comercio
El presidente de Eurocommerce insistió en que otra de las asignaturas pendientes de la Comisión Europea es la supresión de las barreras legales que impiden el funcionamiento del mercado interior. 'Los Estados miembros han sido muy imaginativos a la hora de proteger sus mercados y lo han hecho, en la mayor parte de los casos, amparándose en la protección del consumidor', explicó. Puso como ejemplo la obligación para las empresas en Bélgica de editar en tres idiomas las etiquetas de sus productos.
Halley se manifestó partidario de la ampliación de la Unión Europea a partir de 2004, de la que dijo que 'será un éxito', aunque se mostró receloso ante los posibles incumplimientos de las leyes comunitarias por las empresas de los países candidatos.
'Tenemos que vigilar que estas empresas comprendan las sutilezas de la normativa europea si no queremos encontrarnos muy pronto con problemas de competencia desleal', afirmó. La organización se ofrece a informar a los empresarios de Europa del Este sobre las obligaciones que implica la entrada en la Unión.