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Comercio

Barrabés, el 'demonio' que asusta a EE UU

La tienda española de montañismo pide ayuda a la UE para que frene el boicot que sufre de grupos de presión estadounidenses

Nosotros no vendemos a Barrabás'. æpermil;ste es el cartel que lucían con orgullo algunos de los proveedores de material de esquí y escalada de Estados Unidos en la última feria de montañismo celebrada en Salt Lake City. Barrabás no es otra que Barrabés, la pequeña tienda de Benasque, en el Pirineo aragonés, que ha conseguido hacerse un hueco en el competitivo mercado estadounidense gracias a Internet y que ahora sufre un verdadero boicot organizado: las principales marcas del país han dejado de suministrarle y las revistas especializadas rechazan su publicidad.

Carlos Barrabés ha dedicado los últimos siete años a hacer realidad las promesas de la nueva economía dentro del negocio familiar y ha sido uno de los pocos en lograr que las nuevas tecnologías signifiquen expansión y crecimiento. En este tiempo ha construido uno de los catálogos más completos del mercado con más de 50.000 referencias y un servicio de distribución capaz de servir un pedido en 24 horas en la costa este de Estados Unidos y en un máximo de 48 en la oeste.

El 40% de su facturación, que este año se situará entre los siete y ocho millones de euros contando con las tiendas físicas, procede de las ventas de fuera de España. Los países nórdicos y Portugal son unos de sus mejores clientes, pero el mercado donde empezaba a sentirse como pez en el agua era EE UU, que ya representa más de la mitad de sus ventas en el extranjero. Esto no es una casualidad, sino fruto de un duro trabajo.

Barrabés propone que se cree un grupo de presión en EE UU que defienda los intereses de las empresas españolas con ventas en ese país

Barrabés había puesto el énfasis de su negocio al otro lado del Atlántico en los países latinoamericanos, pero al ver que sus ventas en Suramérica descendían, se volcó en EE UU, que concentra el 48% del mercado mundial de equipos de montaña. La puntocom empezó hacer fuertes campañas publicitarias y a vio cómo sus ventas se disparaban las pasadas navidades. Y así, la desconocida Barrabés ha pasado a concentrar las iras, envidias y los miedos de los distribuidores estadounidenses que prefieren llamarle Barrabás, con todas las connotaciones negativas que se pueden achacar a este nombre bíblico.

'Nos llaman el diablo europeo', dice todavía incrédulo con lo que está viviendo Carlos Barrabés, que la semana pasada expuso su caso ante el Senado, donde pidió la intervención del Gobierno ante la Unión Europea para que se tomen medidas para proteger a las pymes frente a los grupos de presión de Estados Unidos, que se protegen contra competidores extranjeros. 'Europa, y concretamente España, que ya ha perdido la guerra de las multinacionales; y lo que está en juego es la guerra de guerrillas, la guerra de las pymes', opinó Barrabés.

Los senadores han mostrado su solidaridad con Barrabés, como otros tantos políticos, ciudadanos y empresarios que le comunican su apoyo desde que este complot se inició hace ya cuatro meses. Pero la presión contra Barrabés se ha ido agravando. Algunos medios ingleses se han sumado al veto publicitario de la prensa especializada de EE UU, que se han puesto de acuerdo para no publicar sus anuncios en el próximo año y tres meses. Además, las marcas americanas como Black Diamond (algunas de ellas se introdujeron en Europa a través de la tienda del propio Barrabés), que se niegan a suministrarle, están convenciendo a proveedores europeos como la italiana Scarpa para que se no vendan a la tienda oscense. Y Barrabés ya no está sola. La francesa Telemark Pyrenées está empezando a sufrir el mismo boicot, al igual que la danesa Sport Extreme.

'Euro distribuidores exportan el mal', titulaba Outdoor Retailer, la revista decana del montañismo en EE UU, un editorial en el que se denunciaba la competición injusta por los precios tan bajos que ofrecían 'Barrabás' y Sport Extreme. 'Estas compañías no quieren el 1% o 2% de mi negocio. Lo que están haciendo es minar a los distribuidores especializados', denunciaba Rich Gottlieb, dueño de una tienda del Estado de Nueva York, que ha encabezado la campaña contra los competidores europeos que surgen en la Web. En sus argumentos se dice que en el mercado en Europa es mucho más competitivo y maneja precios inferiores, que el dólar es demasiado fuerte para lograr esas tarifas y que los distribuidores americanos tienen que garantizar un servicio de calidad, para lo que hay que ser un experto en la materia, mientras que en Francia o en España no tiene por qué ser así.

Entre todas sus rebatibles quejas resalta una, el problema de los impuestos que las tiendas en línea no pagan, pero eso mismo sucede con Amazon o cualquier tienda americana que vende en Europa. 'El pago de impuestos es una de las asignaturas pendientes del comercio electrónico mundial y aún está muy lejos de resolverse', puntualiza Fernando Pardo, presidente de la Asociación Española de Comercio Electrónico (AECE).

Pero todos estos argumentos son totalmente injustos a los ojos de Barrabés. 'No es cierto que compitamos sólo en precio', asegura, mientras recalca que los cerca de 80 competidores estadounidenses que tiene en Internet tardan entre cinco a nueve días en entregar sus pedidos, frente al máximo de dos días de Barrabés, y que su oferta no supera las 7.000 referencias. 'Tienen miedo de que aparezca un competidor de fuerza que pueda con ellos, lo que se denomina en la jerga de Internet category killer (asesino de categoría), como sucedió con Napster en la música o con Amazon en los libros', opina Barrabés.

La justicia americana no ha querido intervenir en lo que considera asuntos privados entre empresas. Sus socios tecnológicos entre los que se encuentran Intel y Microsoft le han mostrado su solidaridad, pero no han intervenido a su favor. Por eso, cuando su catálogo y ventas empiezan a resentirse, el empresario más cibernético de España fue invitado al senado para exponer su caso y el Gobierno ya ha acudido ante el Parlamento Europeo.

Jaime Valdivielso, eurodiputado por el Partido Popular del País Vasco, presentó el pasado jueves ante la Comisión Europea una petición para que se intervenga en el caso y la UE transmita una queja formal a EE UU. 'Están utilizando un procedimiento antidemocrático global. Con este boicot no están cumpliendo las normas del comercio entre países', subraya Valdivielso.

El miedo de Barrabés es que las decisiones políticas y de la justicia sean más lentas que las de las compañías, un hecho que crítica con fuerza. 'Una multinacional tiene un tiempo de reacción infinitamente superior al tiempo de reacción al de un Gobierno y, en cierta medida, tiene incluso más fuerza. La clave está en el tiempo de reacción y está debe ser inmediata y dura', dice. Barrabés sabe que a la larga todo se solucionará, pues cada vez son más frecuentes sus encuentros con los más altos ejecutivos de marcas internacionales en busca de acuerdos (algo que considera totalmente surrealista dado el tamaño de su negocio), pero cree que será demasiado tarde. En un año sus competidores americanos pueden reorganizar completamente su oferta y el nombre Barrabés caer en el olvido.

Por eso, Barrabés propone medidas muchos más activas. La primera es actuar para que las filiales europeas de los proveedores que no están suministrando a tiendas europeas en EE UU tenga problemas para vender en Europa. 'Si están haciendo algo ilegal en Estados Unidos, deberíamos no dejarles vender aquí', afirma tajante. Una medida que parece demasiado radical desde el punto de vista político. 'Hay unas normas de obligado cumplimiento y quien no las respete debería ser sancionado, pero siempre hay que seguir las líneas del derecho', intercede el eurodiputado Valdivielso.

La otra propuesta de Barrabés pasa por formar un grupo de presión en EE UU que defienda los intereses de las empresas españolas. 'Es como funcionan allí', asegura. 'Ellos están acostumbrados al asociacionismo y se arreglan muchas de las disputas de manera extraoficial con negociaciones entre grupos. Las pymes estamos indefensas ante este fenómeno', continúa Barrabés.

Con esta propuesta encima de la mesa y con la maquinaria política ya en marcha, Barrabés no tira la toalla. Sus planes pasan por reforzar su oferta con marcas que todavía no se pueden comprar en EE UU, como la española Grifone. 'Pero esto es una estrategia a medio plazo', reconoce Barrabés. De manera más inmediata, parece que le quedan pocas cosas por hacer. 'No vamos a cambiar nada', dice un tanto escéptico Valdivielso, que no cree que su queja ante la Comisión se materialice en breve, 'pero no podemos dejar pasar este abuso. Es una pajita en un pajar, pero no debemos resignarnos', añade.

La lectura positiva de esta situación es que esta pequeña empresa ha demostrado que se puede entrar a competir en un mercado tan complicado como el norteamericano, y quizás Barrabés puede servir de ejemplo para otras pymes españolas.

Los españoles compran en las webs de EE UU

En la primera mitad del año los internautas españoles nos hemos gastado más de 50,8 millones de euros en webs extranjeras, y la mayor parte de esta cantidad ha ido a parar a empresas de EE UU (el 61,59% de las operaciones realizadas), según el estudio de la CMT sobre comercio electrónico que realiza tomando como referencia los pagos con tarjeta de crédito y de débito. Según este estudio, sólo un 8,75% de las operaciones estudiadas se corresponde a transacciones extranjeras realizadas en España.Esta diferencia entre lo mucho que los españoles compramos fuera y lo poco que compran los extranjeros en España se explica en gran medida a la falta de oferta. 'Las puntocom que han sobrevivido y las tiendas virtuales están concentradas en el mercado local', comenta Pardo de la AECE. Esta situación se ha visto agravada por la crisis en los países latinoamericanos, que eran los primeros mercados a los que se dirigían las empresas españolas en Internet. Por eso son muy pocas las que se atreven a usar Internet para crecer y expandirse. 'La venta internacional es muy marginal', comenta Eduardo Berrocal, presidente de la asociación de tiendas minoristas de comercio electrónico Atiendes. 'Hay muy pocas que tengan su página traducida al inglés. Las empresas de productos artesanales podrían sacar un gran partido a Internet', añade. Berrocal dirige DVDGo, una empresa de venta de películas en formato DVD en la que las ventas fuera de España ya representan el 20% de su facturación, casi toda procede de Europa con especial peso de Portugal. Es cierto que los grandes fracasos del pasado de compañías que abrían delegaciones en todo el mundo no invitan a experimentar, pero en el sector de las puntocom se echa de menos un espíritu más aperturista y unas miras más amplias de los negocios. Openforyou, una tienda dedicada al mundo del ciclismo, es una de las iniciativas más recientes nacida de unos jóvenes donostiarras con una vocación totalmente internacional. Deportistas de 12 países distintos compran en esta tienda virtual, que factura el 70% de sus ventas fuera de España. Pero éste es todavía un caso extraordinario. De aquí que la situación que vive Barrabés levante tanta polémica, ya que ha sido uno de los pioneros y un ejemplo a seguir para muchos. Tanto es así que Carlos Barrabés es invitado un par de veces al mes por otras compañías para que les explique cómo introdujo Internet en su organización. Ninguna de las asociaciones españoles ha recibido alguna queja parecida a la de la tienda de Benasque, aunque desde Atiendes reconocen que los comercios virtuales sí que sufren muchas veces presiones de los grandes distribuidores a los cuales no les gustan sus precios. Así hay veces que los portales prefieren no incluir algunos y les excluyen.

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