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Manuel Azpilicueta

'Con las jubilaciones se arrincona talento'

Manuel Azpilicueta, vasco, de 62 años, celebra el próximo martes, acompañado del rey Juan Carlos y una amplia cohorte de socios, el 25 aniversario del Círculo de Empresarios, institución que preside desde hace dos años

Apenas llevaba unos meses como presidente cuando se enfrentó a la crisis más dura que ha vivido el Círculo de Empresarios en sus 25 años de existencia. Manuel Azpilicueta, casado y padre de dos hijas, presentó incluso su dimisión debido a la presentación de un estudio en el que se planteaba que las mujeres costearan su baja maternal. Los socios le pidieron que se quedara. Aceptó. Es licenciado en Económicas, nació en San Sebastián hace 62 años y trabajó durante 15 años rastreando talentos en la empresa Russell Reynolds, dedicada a la búsqueda de directivos. Es presidente de Europistas, consejero de Koipe e Indra. Además, es caballero de la Legión de Honor Francesa y posee la Gran Cruz del Mérito Civil. Intenta ponerle humor a todas las respuestas, aun a pesar de revivir los momentos más duros de su carrera.

Pregunta. Usted vivió una dura crisis cuando propusieron que las mujeres costearan su baja maternal.

Respuesta. Supuso una convulsión dolorosa para nosotros. Nos enseñó mucho sobre cómo se tienen que releer todos los documentos; las prisas son malas consejeras. De todas formas no nos merecíamos ese varapalo; se exageró muchísimo el tema porque ni siquiera fue una propuesta, fue sencillamente un error: no era lo que queríamos decir, lo explicamos con poco éxito y se entendió lo que se entendió.

P. ¿Pero usted salió reforzado?

R. Tal y como estaban las cosas y, aunque yo no me reconociese autor de lo que había pasado, me pareció conveniente asumir toda la responsabilidad y presentar mi dimisión. Y la junta directiva me pidió que me quedara. Nunca me he visto en una disyuntiva como aquélla. Fui blando y me quedé. Para esta casa aquel tema fue muy duro. Nosotros somos provocadores, nos gusta decir qué cosas hay que cambiar, pero aquello fue un error. Precisamente, dado el bajo índice de natalidad y las dificultades que tiene la mujer para compatibilizar familia y trabajo, lo que queríamos era que se les facilitase toda la ayuda posible.

P. ¿Qué porcentaje de mujeres tiene el Círculo de Empresarios?

R. Hemos incrementado el número de mujeres socios. En estos momentos, hay nueve mujeres frente a 181 hombres. Aun así, la representación femenina es mínima. Nos gustaría que se incorporaran muchas más, pero algunas me han dicho que no o me han dado largas. Yo tengo tres obsesiones, incorporar a mujeres, a jóvenes y a sectores representativos de actividades novedosas, como telecomunicaciones y alta tecnología. La media de edad en el Círculo sigue siendo alta porque los jóvenes se resisten a venir porque tienen que pagar anualmente una cuota de un millón de pesetas para formar parte de la asociación. Nuestras puertas están abiertas a los sectores innovadores y a los jóvenes. No queremos envejecer.

P. ¿Es en los momentos de crisis cuando se ve la talla de un ejecutivo?

R. Eso parece. Pero yo lejos de decir que soy un líder, lo que digo es que es importante reconocer los errores. Cuando ocurrió lo de las mujeres, metimos un patinazo y lo primero que hicimos fue pedir disculpas por tres líneas equivocadas de un espléndido documento sobre el mercado de trabajo, que, debido al incidente, muy pocos leyeron en profundidad.

P. ¿De qué pecan los altos directivos hoy día?

R. El problema es que vale todo con tal de enriquecerse. Se están perdiendo los valores. Por tanto, creo que hay que poner coto a este tipo de comportamientos con códigos de buen gobierno y con drásticas medidas correctoras. Creo que hay que castigar, que el que la haga la pague, pero no imponer a priori restricciones que pueden resultar paralizantes, sino confiar en la autorregulación y en los mercados.

P. ¿Por qué cree que existe esa crisis de valores?

R. La sociedad evoluciona y, cuando ha venido una onda alcista, con la fiebre de Internet, la Bolsa en alza, muchos han creído que se podían enriquecer en cinco minutos. En ese camino de deseo se vulneran normas y principios. Es lo que ha ocurrido en Estados Unidos con Enron o con Worldcom. Es necesario hacer que las leyes se cumplan.

P. ¿Los códigos de buen gobierno quedan en un mero papel o cree que las empresas lo cumplen?

R. El Código Olivencia, por ejemplo, es bueno, pero creo que se cumple en la superficie. Muchas empresas no van al fondo de la cuestión. Hay que cumplirlo en el fondo y no sólo en la forma. Todos los códigos hay que cumplirlos a rajatabla y que sean los mercados los que expulsen a aquellos que no los cumplan. Es necesario que haya transparencia sobre el cumplimiento de las normas. En España la situación es distinta de la de Estados Unidos. De unos pocos escándalos no se debe sacar la conclusión de que todos actúan con egoísmo.

P. Usted durante años trabajó en una empresa de cazatalentos, por tanto, sabrá mejor que nadie quién tiene talento.

R. El talento está en las capacidades, en la inteligencia. La memoria es fundamental, tener una visión de futuro, frialdad ante situaciones conflictivas, síntesis, capacidad de comunicar. Esos son los valores que definen al gran líder. Una empresa es una suma de hombres y mujeres con talento y capacidades. Desgraciadamente, hemos arrinconado contra la pared un montón de talento con las prejubilaciones. Creo que no debería haber fecha para la jubilación. No veo bien los planes de jubilación anticipada.

P. El Círculo de Empresarios cumple 25 años, ¿qué objetivos tiene para el futuro?

R. Seguir haciendo lo que hacemos. Nuestra labor es decirle al país lo que creemos que es bueno para su progreso. Hemos pasado páginas en este país, aunque algunas siguen sin pasarse, como el tema de la Seguridad Social, la política del suelo o el mercado de trabajo. A los empresarios se nos ve con puro y traje de rayas, pero no como generadores de riqueza ni de ideas. El Círculo pretende ser un foro desde el que exponer ideas, un órgano de reflexión.

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