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Fundaciones, un retiro para ejecutivos

Dejan las empresas para enriquecer con sus conocimientos profesionales y de gestión a instituciones dedicadas al mecenazgo y a otros fines sociales

Uno de los últimos en incorporarse a la fundación para la que ha trabajado en la última época ha sido el ex presidente de Unión Fenosa Rodolfo Martín Villa. Su nombre pasa a engrosar la lista altos ejecutivos que, una vez llegado el momento de la retirada, han comenzado una nueva etapa profesional, mucho más relajada, sin estar sujetos a los resultados de las compañías ni a los avatares del mercado, aportando conocimientos y sabiduría profesional a las fundaciones. José Ángel Sánchez Asiaín se retiró en la Fundación del BBVA. Otro ejemplo, puede ser José Luis Ripoll, consejero de Airtel, ahora en la Fundación Vodafone. El ex secretario de Comisiones Obreras Antonio Gutiérrez ha sido fichado por el presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, para coordinar proyectos y colaboraciones universitarias con la Fundación Caja Madrid. El anterior presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia Amadeo Petitbó dirige ahora la Fundación Rafael del Pino. No sólo las fundaciones sirven de vía de escape a los altos ejecutivos en proceso de retirada, sino que estas instituciones también se enriquecen con la experiencia profesional de estos directivos.

El profesor de Dirección Estratégica del Instituto de Empresa, Joaquín Garralda, señala que las fundaciones buscan principalmente a directivos profesionales con 'talante y sensibilidad social'. Y advierte que hay empresas que han montado fundaciones con el fin de conseguir beneficios fiscales o para conseguir, como en el caso de las compañías telefónicas, alguna licencia. 'Eso no impide para que hayan puesto al frente de estas instituciones a personas válidas', explica el docente. Lo que sí nota Garralda es que en los últimos años, las fundaciones se han volcado en profesionalizar su gestión. 'Se han dado cuenta de que tener nombres de relumbrón no lo es todo, sino que tienen que centrarse en la gestión, les interesa que se ligue toda la actividad social a la empresa', explica este profesor.

Y añade Garralda que una fundación sólo con dinero no es nada. 'Es necesario coordinarla, relacionarla con otros departamentos de la empresa y que introduzcan en su gestión a directivos más ejecutivos', agrega. Sobre el perfil que demandan estas instituciones concluye que las empresas que se toman en serio la labor y la acción social que desempeñan a través de las fundaciones buscan a profesionales con buena imagen y, sobre todo, con capacidad de gestión. 'Tienen que tener claro que una Fundación no es una isla, sino que forma parte del entramado de la empresa y, por tanto, tienen que ligarla a los distintos departamentos de la compañía'.

Las instituciones que buscan algo más que imagen y se preocupan por la gestión de la acción social contratan a verdaderos profesionales

El director del Instituto de la Empresa Familiar, Fernando Casado, explicó en una mesa redonda sobre fundaciones familiares, que la gestión que se está realizando en estos momentos dentro de estas instituciones es mucho más sofisticada de lo que es el mundo empresarial tanto a nivel fiscal como a nivel de integración de la empresa con la sociedad.

Para el director de la Fundación Amancio Ortega, institución a la que el presidente de Inditex donó 60.000 euros de su fortuna personal, Felipe Gómez-Pallete, el perfil de profesional que se busca para estas entidades es la de una persona con prestigio y acreditación social, aunque ese mismo prestigio también se puede conseguir al frente de una empresa. Lo que sí admira, al margen de las fundaciones creadas por las empresas, es la iniciativa de algunos empresarios, como Ramón Areces, Juan March, Amancio Ortega o Rafael del Pino, para destinar parte de su patrimonio a actividades relacionadas con la acción social. 'En España todavía es necesario vencer la resistencia del que no quiere creer que haya empresarios dispuestos a donar y a dotar con dinero de su patrimonio a una institución en la que pueda hacer realidad sus ilusiones'.

El director del área de recursos humanos de la consultora PricewaterhouseCoopers, Juan Manuel Cruz, explica que hay empresas que tienen como objetivo prioritario que sus fundaciones trabajen dentro del mismo entorno que las rodea o también las hay que utilizan las fundaciones como plataforma de marketing o de promoción.

En opinión del consultor de PricewaterhouseCoopers, las fundaciones tienen que tener definidos tres objetivos prioritarios. Por un lado, el compromiso social del empresario con los fines sociales.

Por otro lado, el impacto de imagen que tiene este tipo de iniciativas y, en tercer lugar, una trascendencia fiscal. 'Lo interesante son aquellos que buscan el equilibrio de esas tres facetas, entre la responsabilidad social, la bonificación fiscal y el prestigio social', agrega Cruz.

Según explicó el director de la Fundación Amancio Ortega, durante su intervención en la mesa redonda sobre Fundaciones organizada por el Instituto de la Empresa Familiar, las actividades que se desarrollan dentro de este tipo de instituciones no son a corto plazo. Es más, pueden perdurar en el tiempo y el fundador no ser testigo de sus logros.

El caso de la fundación que dirige Gómez-Pallete pretende ser innovadora en temas relacionados con la enseñanza. 'En este tema, los frutos no se ven hasta pasada una generación y, por lo tanto, esto que no puede hacer el poder público o los políticos, porque están marcados por la pauta o por el ciclo de las elecciones, lo hace una persona que para empezar está diciendo quiero ser un activo aquí, creo que el futuro pasa por aquí, aunque yo no lo vea', explica Gómez-Pallete.

Detrás de una fundación que se tome en serio su labor social debe haber un minucioso, como define este ejecutivo, trabajo de albañilería, 'mucha labor minuciosa de buscar, identificar pros y contras, distintos objetos fundacionales, de distintos novios con los que ir, con los que no, y eso no se puede dejar a la improvisación'.

En esto coincide el profesor de Dirección Estratégica del Instituto de Empresa, Joaquín Garralda, que sostiene que las fundaciones tienen que tomarse en serio la gestión, que debe ir ligada a la misma trayectoria de la empresa.

No menos de ocho horas diarias de trabajo

No buscan cambiar el mundo, pero a cambio aportan un buen puñado de granitos de arena en demostrar que son sensibles y que tienen corazón para ejecutar obras de acción social. Muchos buscan demostrar que no sólo les importan los resultados de la empresa, sino que, al final de su carrera profesional, necesitan dedicarse a obras de mecenazgo. El que fuera presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia durante ocho años, Amadeo Petitbó, dirige en estos momentos la fundación que creó en 1999 el ex presidente de Ferrovial Rafael del Pino.Se trata de una institución que nace cuando el octogenario Del Pino abandona su actividad empresarial. 'Cuando deja su compañía dedica su actividad a la fundación. Quizá una de las notas más características sea que su presidente trabaja cada día en la fundación ocho horas'. Todo esto lo explicó Petitbó durante su intervención en una mesa redonda sobre fundaciones organizada por el Instituto de la Empresa Familiar, y añadió que Del Pino transmite, difunde y desparrama una gran actividad. En cuanto a la gestión de la Fundación Rafael del Pino, destacó que se trata de una entidad autosuficiente, que no tiene nada que ver con Ferrovial, y que 'vivirá de las rentas y, por lo tanto, de la capacidad de gestión de las rentas de la dotación inicial'. Lo importante dentro de una fundación, según explicó Petitbó, es la capacidad de emprender. 'Sin emprendedores, las empresas no funcionan; se necesitan profesionales con ideas, con capacidad de innovar, que no le tengan miedo al riesgo'.

Juan Manuel Cruz: 'Buscan valía profesional'

Juan Manuel Cruz, director de la consultoría de Recursos Humanos de PricewaterhouseCoopers, señala que sobre el fichaje de altos ejecutivos en las fundaciones puede haber dos lecturas. Por un lado, hay empresas que lo que hacen es retirar a profesionales que ya no pueden seguir al frente de la empresa a las fundaciones. 'Pero son personas muy válidas profesionalmente, a las que sería injusto apartar del negocio', explica este consultor. Pero hay otras empresas que buscan gente con alta experiencia profesional, a las que conseguir resultados a corto plazo ya no es una motivación, sino que su propia madurez personal les lleva a preocuparse por los temas sociales. 'Su conciencia social es más profunda que los propios resultados. El corto plazo ya lo han hecho y ahora les satisface hace cosas más trascendentes, y eso se puede hacer a través de las fundaciones', explica Cruz. Las empresas que quieren que su labor en las fundaciones impacte en su entorno social buscan el perfil del ejecutivo que ha demostrado algo en su vida profesional.

Antonio Gutiérrez: 'Responde a mi código ético'

Hace poco más de dos años que Antonio Gutiérrez, de 52 años, abandonó la organización sindical CC OO. Sabía lo que quería. No quería ningún ocupar un puesto de 'relumbrón' ni tampoco trabajar en algo relacionado con la anterior función que desempeñaba. Recibió la llamada del presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, quien le ofreció que se ocupara de los programas de colaboración que la Fundación Caja Madrid tiene suscritos con las universidades públicas madrileñas. No se lo pensó. Aceptó. 'Me parecía que esta institución entraba en mis pretensiones, era un lugar discreto, que encajaba en mis parámetros profesionales y éticos'. Gutiérrez se siente a gusto. Prefiere estar en la sombra. 'Me gustaba también porque no tiene dimensión pública y a mí ya no me apetecía figurar en ningún sitio. Prefiero trabajar desde el anonimato'. De hecho, confiesa que rechazó varios puestos bastante 'rimbombantes'. De su nuevo trabajo destaca el prestigio que da colaborar con las universidades, ya que son instituciones que interesan por la repercusión social que tienen.

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