Uno de los nuestros
La raza bovina trasciende a la fundación de Asturias
Cruzando tierras, llorándole el alba, huyendo de su patria, llega Astyr a 'lo septentrional del desierto ocaso' para poblar junto a sus descendientes el norte de España. Esta versión mitológica troyana no difiere mucho de la que los cronistas consideran real: los astures llegaron al norte español con la gran riada celta. En ambos casos, Asturias es el final de un viaje que iniciaron pueblos continentales desde muchos miles de kilómetros y que hicieron de la continua migración su manera de vivir (la población existente entonces en esta región era escasa y vivía bastante desperdigada por el territorio).
Es lógico, por tanto, que desdeñen aperos superfluos y caminen ligeros de equipaje. 'La única hacienda que tienen estos pueblos es el ganado y el oro, pues dado su género de vida, es lo único que llevan bien a todas partes', cuenta Polibio en su Historia universal refiriéndose a las migraciones celtas desde el norte de Italia (Les races autoctones del Principau d'Asturias. Antón Álvarez Sevilla. Fundación Belenos).
La tradición ganadera asturiana se clava con tal fuerza en la idiosincrasia del pueblo asturiano que no hay paso que den los descendientes de Astyr sin llevar de la mano a sus cabañas. Cuando deciden ampliar sus horizontes hacia la meseta ibérica, mientras la dominación romana o la alta Edad Media, viajan en prole: hombres, mujeres, niños y rebaños vigilados incluso por guerreros conforman la expedición hacia zonas feraces o solitarias donde alimentar a los animales. Todavía hoy el tueru castañu o tronco castaño del que desciende la xata roxa permanece casi intacto en aquellos lugares que fueron conquistados por los astures. Hija de la castaña es la raza tudanca, que habita hoy el occidente de Cantabria; la mantequera leonesa, que se forjó en el norte de León aunque esta raza se encuentra hoy prácticamente extinguida; la morena del noroeste, localizada en el oriente de Orense; la alistana sanabresa, en Zamora, y la mirandesa, en Tierra de Miranda, noroeste de Portugal.
Pero como la raza bovina de tronco castaño remonta su biografía más allá de la llegada a Asturias de los pueblos astures, aparece en la región francesa de Auvernia, donde recibe el nombre de aubrac; en la región de Nantes, donde es conocida como parthenaise; en el departamento de Saboya, denominada tarantise; en el norte de Italia, en la provincia de Turín, por lo que se conoce como tarina, y en el sur de Alemania, donde habitan la murbodner y la murnau-werdenfelser.
Cualquier biografía de la raza bovina de tronco castaño revela con nitidez los movimientos de los pueblos astures antes y después de poblar la zona cantábrica que hoy se conoce como Asturias. Más fusión entre hombre y naturaleza no cabe pedirse.