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Venezuela

El FMI y Argentina acercan posiciones

Tras la liberalización de los depósitos inferiores a 10.000 pesos y el primer canje de bonos respaldados por Argentina a cambio de los depósitos reprogramados, el tipo de cambio se ha mantenido estable, contribuyendo a moderar la inflación, que en septiembre alcanzó su variación mensual mínima desde la devaluación (1,3%).

La recaudación tributaria está aumentando (24% interanual en septiembre) en términos nominales, mientras que los salarios del sector público se mantienen invariables, lo que mejora la posición fiscal. Además, la fuerte sustitución de importaciones generada por la devaluación ha ampliado el superávit en cuenta corriente hasta niveles proyectados del 7,8% para el año y ha reactivado a la industria, que aún registra una contracción interanual del 7,5%.

Estas señales impulsan el acuerdo de Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que evitará la suspensión de pagos de 2.000 millones de dólares (una cantidad similar en euros) en vencimientos con organismos multilaterales para este año. El 9 de noviembre es la fecha tope trazada por Argentina para concretar el pacto; ese día vence una deuda de 700 millones de dólares con el Banco Mundial. Las últimas declaraciones del FMI favorecen el acuerdo, aunque el problema de las acciones judiciales contra el corralito y la pesificación todavía está pendiente.

La actividad del país caribeño cayó un 7,1% en el primer semestre, la inflación llega al 30%, el paro alcanza el 20%, y el bolívar se ha devaluado un 50%

El FMI estaría en una posición muy incómoda si Argentina suspende pagos con los organismos multilaterales, tendría que aplicar sanciones que pesarían sobre el próximo Gobierno y pedir mayores aportes a sus accionistas, y eso ha flexibilizado su posición.

La crisis económica aumenta la presión sobre Chávez

 

La tensión entre el presidente venezolano, Hugo Chávez, y sus oponentes no ha hecho sino aumentar. La inestabilidad política se sigue reflejando en manifestaciones en contra del Gobierno y las usuales divergencias entre comerciantes, industriales y sindicatos se han diluido momentáneamente para unirse a la oposición y pedir nuevamente la destitución del mandatario.

 

 

 

 

 

En un ambiente de tensión social constante, cuando se anuncia una marcha antigubernamental, los venezolanos acumulan artículos de primera necesidad y rodean sus edificios con alambre cortante para defenderse de posibles actos de vandalismo y por si se produce otro golpe de Estado. Pero sus temores con respecto al desenlace de la crisis política son pequeños comparados con los que tienen sobre la grave situación económica.

 

 

 

La actividad retrocedió un 7,1% en el primer semestre, la inflación se acerca al 30%, han cerrado mas de 4.500 empresas, el paro ya alcanza al 20%, el coste del crédito es prohibitivo y el bolívar se ha devaluado casi un 50%. La Administración ha sido incluso incapaz de sacar provecho del fuerte aumento del precio del petróleo en el mercado internacional.

 

 

 

El escenario político no es más alentador. La intervención de organizaciones internacionales puede que consiga la firma de una Declaración de Principios, por la cual Gobierno y oposición se comprometen a respetar la institucionalidad democrática, sin embargo la oposición continúa dividida e insiste en la necesidad de un referéndum para decidir el adelanto de las elecciones, a lo cual el Ejecutivo se niega tajantemente.

 

 

 

La Declaración de Principios tiene una agenda de diálogo sobre la Ley Electoral y los hechos ocurridos en abril. Por lo tanto, si llega a materializarse, supondría una sordina a los conflictos políticos pero es poco resolutoria si la oposición persiste en el llamamiento popular para adelantar las elecciones como única salida a la crisis social, política y económica.

 

 

 

Venezuela necesita un compromiso sobre medidas urgentes para evitar el colapso económico, ya que si se mantiene la tensión política y social es poco probable que se den las condiciones necesarias para reactivar la economía. En esas circunstancias, la crisis económica se agravaría en un país cargado de descontento y violencia.

 

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