La economía mundial se enfrenta a una amenaza de deflación
La economía mundial se enfrenta a una clara amenaza de deflación, ya que no se está produciendo la esperada recuperación debido a las caídas de las bolsas y a la inestabilidad política en Oriente Medio, según un estudio de la UNCTAD.
La amenaza de la deflación planea sobre la economía mundial tras el final de las explosiones especulativas en el mundo industrializado, que ha llevado a los bancos centrales a plantearse si deben aplicar un mayor control.
El documento, publicado hoy en Ginebra con motivo de la reunión del Consejo de Comercio y Desarrollo de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), resalta que los últimos acontecimientos en el sector empresarial de Estados Unidos y en los mercados financieros se ha puesto en duda los sistemas de los mercados y el control de las corporaciones.
A eso se une el impredecible impacto en los precios del petróleo que puede provocar la situación en Oriente Medio, lo que ha añadido aún más dudas a las perspectivas de la economía mundial.
Según las previsiones de la UNCTAD, el crecimiento en el mundo alcanzará este año una media del 1,7%, pasando del 3,6% para las economías en transición, el 3% para los países en desarrollo y el 1,3 para los desarrollados.
Entre los desarrollados, Estados Unidos alcanzará un 2,4%, la Unión Europea un 1,1, la zona euro un 0,9 y Japón tendrá un crecimiento negativo del 0,7.
Aunque las previsiones para 2003 son algo mejores -con importantes variaciones en función del organismo que realiza las estimaciones- la UNCTAD considera que se necesitan nuevas y estimulantes políticas para los países industriales para poder superar esa lentitud de la actividad económica y evitar un segundo ciclo recesivo.
En 2003 se espera un crecimiento mundial de entre el 2,7 y el 3,7%, con un 2,3 para los países desarrollados, entre un 3,8 y un 4,5 para las economías en transición y de un 4,1 a un 5,2 para el mundo en desarrollo.
Los problemas de fondo de la situación actual son la inestabilidad financiera y la vulnerabilidad para controlar esta crisis; el estancamiento de la ayuda oficial al desarrollo; los acuerdos inadecuados para la reducción de deuda y el continuo descenso de los precios de la mayoría de las materias primas.
Todo esto hace que en la zona euro las perspectivas de una recuperación importante "no son nada prometedoras", con un crecimiento para este año por debajo del uno %, bastante menos del dos % que se preveía el pasado año.
Para el próximo año será de entre el 1,8 y el 2,3%, pero hay numerosos problemas que lo ponen en duda, como es la falta de voluntad en Europa para desarrollar políticas contables que permitan controlar la pérdida real de ingreso o la debilidad del consumo privado.
El informe indica que la única forma para evitar esto es llevar a cabo una política macroeconómica que estabilice los ingresos reales disponibles y minimizar las consecuencias de los factores externos.