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Débil compromiso sobre la agricultura

Hablar ahora y, quizá, actuar después. æpermil;sta es la esencia del compromiso alcanzado entre el presidente Jacques Chirac y el canciller alemán, Gerhard Schröder, en relación a los gastos en agricultura. El acuerdo puede rebajar, de forma temporal, las tensiones diplomáticas entre ambos Gobiernos suscitadas a costa del asunto. Si contribuirá a apretar el paso en el camino a la reforma de la política agraria común es otro cantar (...).

Los contribuyentes alemanes y su influyente ministro de Finanzas, Hans Eichel, están cada vez más descontentos por tener que sostener parte de una factura de la que Francia es el mayor receptor. Por su parte, Francia está igualmente decidida a aplazar en el tiempo la reforma tanto como sea posible. Pero también parece claro que sólo una parte minoritaria de los Gobiernos de la UE comparte su posición (...). Es posible que el acuerdo de esta semana con Berlín sea un signo de que Chirac está seriamente determinado a afrontar el cambio (...).

La insistencia alemana en recortar los subsidios agrícolas europeos y sus responsabilidades para una exitosa ampliación se convirtieron en un fuerte incentivo para empujar en sentido contrario. El problema reside en no empujar suficientemente fuerte y entonces la suave aproximación de Schröder se convertirá en un pretexto para futuras evasivas. Si estamos en lo cierto, el canciller alemán deberá estar preparado para arriesgar la ira francesa tomando una posición más dura. Se ha estado preparando para fastidiar a Estados Unidos tras conocerse su posición sobre Irak. No debería estremecerse por trastornar la tradicional persecución de unas prioridades más cercanas a casa.

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