La caída de la demanda acaba con las grandes sagas familiares textiles
La reducción de la demanda, unida a la creciente importación masiva de manufacturas a bajo precio de países asiáticos encendió la luz de alarma hace un año. La situación no ha sido grave para las pymes del sector, que han optado por la diferenciación en productos de valor añadido. En cambio, las grandes empresas de origen familiar que quedaban en pie (especialmente las de hilados) no han podido superar el actual ciclo económico, lastradas por un gran nivel de endeudamiento arrastrado de suspensiones de pago de finales de los ochenta. Son los casos de Burés y Mitasa e Industrial Aragonés, mientras Puigneró espera levantar la suspensión de pagos en octubre.
El presidente en funciones del Consejo Intertextil, Joan Canals, afirmó que 'son casos aislados, empresas que habían salido tocadas de crisis anteriores'. Con todo, Canals avisó sobre 'la caída del consumo en el último año y medio, que puede provocar la desaparición de los pequeños talleres de subcontratación, cuyos trabajadores cobran a 0,25 euros la hora en España, mientras que en Rumania o Marruecos lo hacen por 0,07 euros'.
Lectura positiva
Por su parte, el secretario general de la federación de industrias textiles de CC OO en Cataluña, Salvador López, mostró una lectura positiva de la situación, e indicó que la desaparición de algunas empresas 'no tiene nada que ver con la crisis de 1994, que duró hasta 1996 y provocó decenas de cierres de empresas'. Precisamente, Tanto Bures, Mitasa como Puigneró salieron especialmente debilitadas.
Los datos del Centro de Información Textil y de la Confección (Cityc) confirman esta tesis. El pasivo acumulado en las 15 suspensiones de pagos presentadas en España durante el primer semestre del año alcanza los 41,6 millones de euros, cifra inferior a los 46 millones contabilizados entre enero y junio de 2001. La crisis de principios de los noventa arrojó descalabros superiores.
En 1993 presentaron sus libros en el juzgado un total de 105 empresas, con unas deudas de 177,5 millones.
Salvador López remarcó que la patronal 'ha aprovechado la situación de liberalización del comercio mundial prevista para 2005 para pedir un mayor nivel de flexibilidad laboral, que siempre supone más precariedad laboral'. Por su parte, el secretario general de la asociación de fabricantes de fibras Profibra, Guillem Graell, remarcó que la desaparición de algunas empresas situadas al final de la cadena textil debilitan al sector de cabecera, que pierde clientes.
Finalmente, el portavoz de la Asociación Textil del Proceso Algodonero (Aitpa), Salvador Maluquer, afirmó que 'el sector ha creado empleo en los últimos cuatro años, con un crecimiento muy elevado, además de exportar más del 50% de lo que se produce'. Con todo, la ralentización de la actividad del sector es un hecho. El Consejo Intertextil estima que este año se perderán 9.700 puestos de trabajo en todo el sector en el conjunto español. La producción caerá el 6%, mientras que las inversiones se reducirán un 9%. Los representantes de la patronal han reiterado su preocupación sobre los elevados aranceles existentes en algunos países (incluso en Estados Unidos), situados en una media que oscila entre el 38% y el 40%. El Consejo Intertextil solicita que estos porcentajes se reduzcan hasta el 15% en todo el mundo.