Los enfrentamientos de 2001 como telón de fondo
Los casos de enfrentamiento entre el colectivo de pilotos y la dirección de la aerolínea son prácticamente continuos desde las huelgas del pasado año. El arbitraje al que el Gobierno obligó a ambas partes a someterse para solucionar un conflicto totalmente enquistado cerró los problemas en falso.
Según fuentes cercanas a la comisión que se creó entonces para solucionar las diferencias de interpretación que pudieran surgir sobre el cumplimiento del convenio de los pilotos, las relaciones entre ambas partes están totalmente deterioradas, 'el ambiente está absolutamente crispado y en ese caldo de cultivo hay que entender el enfrentamiento que con relación a la seguridad de la compañía está hoy encima de la mesa entre el Sepla e Iberia'.
De acuerdo con estos medios, antes del pasado verano ésta comisión, presidida por Federico Durán -árbitro en el conflicto del año pasado y autor del laudo de obligado cumplimiento que acabó con las huelgas-, emitió una resolución que aclaraba definitivamente el funcionamiento del sistema de días libres y descansos que debía aplicar la aerolínea en relación con sus pilotos. La resolución fue aprobada por las dos partes y por unanimidad. Sin embargo, pasados unos meses, esta comisión cuenta ya con una carta de la sección sindical del Sepla en la que denuncia que la compañía no está cumpliendo.
Según los medios citados, Iberia aclaró entonces que necesitaba tiempo para aplicar lo pactado, pero los pilotos explican que la compañía se está saltando deliberadamente el acuerdo porque nunca tuvo una voluntad real de cumplir con lo que firmó.
Por encima del grave conflicto que por temas puntuales pueda existir entre una y otra parte, 'la realidad es que ni la dirección de Iberia se fía los más mínimo de los máximos dirigentes del Sepla, ni éstos están dispuestos a mantener una seria relación de colaboración con Irala y Mullor'.
'Con este mal de fondo es imposible -continúan- construir unas mínimas relaciones laborales entre ambas partes. Y ahora es evidente que al entrar ya en el debate cuestiones de seguridad se ha traspasado la última trinchera. Ya no hay más que debatir. Se está vapuleando el activo más intocable de cualquier compañía aérea. Que no es otro que el convencimiento que es capaz de generar entre sus usuarios de que sus aviones son seguros'. El Sepla ya denunció el año pasado a la dirección cuando, por motivos de seguridad, decidió paralizar la actividad de la compañía. 'Eso es algo que los pilotos de Iberia jamás le perdonarán y cada vez que se sientan a negociar tienen presente lo que ocurrió el año pasado', explican.
Por eso, subrayan estas fuentes, es una absoluta incógnita lo que pueda pasar en la asamblea que han convocado los pilotos para el próximo día 24. Todo' depende del estado de ánimo con el que llegue el colectivo a esa fecha. Y en este momento es de una crispación absoluta'.