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Confianza

La CE cree que los códigos de conducta reforzarán la confianza del consumidor

La CE trabaja en la redacción de una directiva que refuerce los derechos de los consumidores europeos y consiga acabar con la poca confianza que éstos tienen en el mercado único. La directiva marco, que contendrá una nueva definición de prácticas comerciales desleales, pretende animar a las empresas a que realicen y asuman códigos de conducta voluntarios. En uno de los documentos preparatorios, la CE 'alienta a la elaboración de códigos que, en lugar de fijar unos requisitos mínimos de cumplimiento, vayan más allá de las disposiciones de las directivas y procuren un nivel más alto de protección a los consumidores'.

La CE prepara una nueva directiva marco que tiene como objetivo armonizar las distintas normas nacionales y que garantice unas prácticas comerciales leales en ámbitos como la publicidad, el marketing abusivo o los servicios posventa, por ejemplo.

Un Libro Verde adoptado por la Comisión en octubre del año pasado alertaba sobre los problemas que causa la fragmentación de las normas nacionales y comunitarias a empresas y consumidores. Asimismo, detectaba barreras que minan la confianza de los consumidores en lo que se refiere a las compras transfronterizas y ejercen un efecto disuasorio sobre las empresas que se plantean vender más allá de sus fronteras y establecerse en varios Estados miembros. Afirmaba también que no se ha conseguido materializar el potencial que encierra el mercado interior para estimular la competencia y beneficiar a los consumidores. Una reciente encuesta del Eurobarómetro demostraba también que a los consumidores de la UE les inspiraba mucha más confianza las compras nacionales que las transfronterizas.

El Libro Verde también sugería que se otorgara un papel importante a los códigos de conducta a escala de la Unión Europea, amparados en una directiva marco y que se definiera como práctica desleal el incumplimiento de los compromisos asumidos voluntariamente y recogidos en estos códigos. También sugería que sean las propias asociaciones las que se encarguen de velar por que sus códigos se ajusten a la legislación, pero que no pueda considerárselas responsables del incumplimiento por parte de los miembros.

Y precisamente la propuesta de la CE, que está sometiendo a consulta con las partes interesadas, se basa en buena parte en las recomendaciones del Libro Verde. La CE ha constatado que una mayoría de las asociaciones empresariales y de las empresas está a favor de elaborar códigos de conducta, incluso a escala comunitaria. Sin embargo, los consumidores parecen no fiarse, ya que una gran parte de las asociaciones que ya se han manifestado sobre el proyecto de la CE ha declarado su cautela y apoya con mayor firmeza que los compromisos sean vinculantes. En lo que sí hay unanimidad es en la convicción de que un sistema totalmente armonizado tendrá grandes beneficios tanto para los consumidores y agentes productivos como para la consecución real del mercado interior.

El trabajo de la CE está ahora en conseguir una directiva que eleve el nivel de protección del consumidor sin que ello implique un incremento de costes a las empresas.

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