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Lealtad, 1

Un verano bursátil atípico

No sólo el clima ha sido, está siendo diferente este verano. La Bolsa ha pasado agosto con una mezcla, que no es contradictoria, de nerviosismo y estabilidad. Así, las Bolsas viven sesiones con oscilaciones que, en muchos casos, superan el 3%, pero el balance de las últimas semanas es alcista, con una ganancia superior al 10% desde mínimos. Índices como el Dow o el Euro Stoxx 50 presentan ganancias mucho más moderadas, del orden del 5%. A España le ha beneficiado este verano la exposición a América Latina.

No obstante, antes de empezar agosto los mercados parecían abocados a un verano con movimientos verticales en las Bolsas, ya fuese al alza o a la baja. Así, muchos daban por hecho que las Bolsas habían caído demasiado, por lo que, si se solucionaban los problemas más acuciantes, como la enronitis, los mercados subirían. Por el contrario, si la crónica de sucesos seguía dominando Wall Street, los mercados profundizarían en sus pérdidas. Al final, ni lo uno ni lo otro.

Nadie tiene prisa por comprar. La tregua concedida por los escándalos no ha provocado avalanchas de dinero, sino moderados repuntes en la cotización. Los que más se han mojado han entrado en renta fija, llevando la cotización del bono estadounidense a 10 años a su máximo en varias décadas, mientras la rentabilidad rondaba el 4%.

Los inversores parecen considerar que no merece la pena arriesgarse a entrar en la Bolsa y sufrir un nuevo varapalo pudiendo esperar a que las cosas mejoren paulatinamente, dado que no se ve ninguna ansia por comprar. La generalización de estas consideraciones hace, como siempre, que se cumplan, pues si nadie compra, nadie urge a otros a comprar.

Ni subidón de verano ni crisis estival. Sólo inestabilidad y tendencia moderadamente alcista. Terreno abonado para los especuladores a cortísimo plazo.

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