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Seminario

Las compañías españolas no saben medir la rentabilidad de la formación

No lo mida y su gente sabrá que usted no se lo toma en serio. Con estas palabras arrancó su intervención Marcos Eguiguren, socio director del centro de formación Heures Network, quien invitó a las empresas a evaluar la rentabilidad de la formación que imparten a sus empleados. 'La responsabilidad de todo directivo es medir lo que se hace y el impacto que produce. No existe cultura de medición en los departamentos de recursos humanos'. Y añadió que los directivos de personal deben responsabilizarse de los recursos, tanto humanos, materiales y económicos, que le son asignados.

'La unidad de recursos humanos tiene que transformarse en una unidad de negocio, pero no como una unidad de coste, sino como centros que aportan valor a la organización', añadió Eguiguren, para quien la formación debe contabilizarse como inversión y no como coste.

A esta conclusión también llegó el profesor de Economía aplicada de la Universidad de Oviedo, Francisco Javier Mato, quien afirmó que el ejercicio de evaluación de la formación continua tiene que ir más allá de un mero seguimiento. 'No es fácil obtener datos y evaluar. Si la formación continua tiene efectos positivos, ¿por qué hay tanto miedo a intentar medirla?'.

En cuanto a la participación de los empresarios en los costes de la formación, las empresas, según Mato, pueden reconocer y valorar esa formación liberando al trabajador de una parte de la jornada laboral para favorecer la asistencia al curso e incluso reduciendo la carga de trabajo. Según una encuesta realizada en Asturias, el 15% de los participantes en algún curso de formación continua se benefició de alguna reducción de la jornada laboral y el 11,5% tuvo reducción de la carga de trabajo.

Para el profesor Mato, la participación de las empresas en la formación es muy modesta. 'Si los programas de formación propios de las empresas tienen un carácter selectivo, primando a colectivos con responsabilidad elevada, parece lógico que el reconocimiento por parte de los empresarios de la participación en cursos fuera de la empresa sea modesto'.

Durante su intervención, el profesor de Economía e Historia Económica de la Universitat Autónoma de Barcelona, José Luis Raymond, explicó que el rendimiento de las titulaciones es dispar. Los ingenieros y los arquitectos tienen una rentabilidad del 26%, ya que la tasa de paro en este grupo es muy reducida a la vez que tienen salarios muy elevados. Economía y Derecho, con tasas próximas al 17%, le siguen en rentabilidad, debido al bajo desempleo de los licenciados. Ciencias de la Salud reúne una rentabilidad del 14%; Ciencias Naturales, del 8%, y Ciencias Sociales y Humanidades, cuya rentabilidad resulta negativa debido al elevado de paro.

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