La industria de EE UU se sitúa de nuevo al borde de la contracción
Tras los datos relativos al bajo crecimiento del PIB en el segundo trimestre (1,1%), los indicadores de la actividad a partir de junio ofrecen una perspectiva de mayor pesimismo sobre la economía de EE UU.
El Instituto de Gestión de Oferta (ISM, por sus siglas en inglés) publicó ayer el índice de la actividad en la industria, que cayó desde 56,2 en junio a 50,5 en julio, lo que sitúa de nuevo a la industria al borde de la contracción y eleva el riesgo de una doble recesión cuando menos en este sector. Según este índice, toda lectura por encima de 50 implica expansión de la actividad, y por debajo de 50, contracción.
El índice de actividad industrial se sitúa así en el nivel más bajo desde enero y ha superado, con mucho, las previsiones de los analistas, que estimaban un descenso hasta los 55,1 puntos.
La producción industrial cayó de 61,4 a 55,7 y, lo que es peor, todo apunta a que seguirá cayendo en los próximos meses. Los nuevos pedidos cayeron más de 10 puntos en julio y los despidos se han venido produciendo en el sector por 22 meses consecutivos. Desde mediados de 2000, la industria ha despedido a 1,8 millones de trabajadores. La caída del dólar un 10% en lo que va de año tampoco ha impulsado los pedidos para la exportación, cuyo índice cayó de 54,5 a 52,2.
En línea con los riesgos apuntados por la Reserva Federal y el deflactor del consumo privado, los precios pagados por los industriales crecieron por quinto mes, al pasar el índice de 65,5 a 68,3, especialmente en los sectores sometidos a protección comercial del exterior (madera, papel y acero).
La construcción, que mostró un notable vigor a principios de año, ha vuelto a registrar cifras negativas. El Departamento de Comercio informó ayer de que el gasto en construcción cayó en junio, por segundo mes consecutivo, un 2,2%, y lo hizo en todos sus componentes, lo que refleja el menor ritmo en casi dos años. El gasto en construcción comercial cayó un 3,4% hasta su nivel más bajo desde septiembre de 1996, lo que refleja la débil demanda de las empresas de nuevas ubicaciones. Pese al bajo coste de las hipotecas, la demanda residencial cayó un 0,9% y los pedidos del Gobierno se redujeron un 3,1%.
Almuerzo con Greenspan
¢Estos datos apuntan un menor gasto en construcción que el recogido en el informe del PIB y sugiere una revisión a la baja¢ del dato dado a conocer el miércoles, aseguran los economistas de Bear, Stearns & Co. Para hoy se espera conocer el dato de desempleo en julio.
El deterioro de la situación es rápido y evidente y los mensajes de calma y confianza que desde hace semanas traslada diariamente el Gobierno no convencen a los mercados. El presidente de la Reserva Federal, Alan Greens-pan, el secretario del Tesoro, Paul O§Neill, y el presidente, George Bush, se reunieron ayer para discutir la situación de la economía.
Los mismos argumentos de desaceleración económica fueron utilizados por altos cargos de la Administración para presionar al Senado y conseguir finalmente que dieran su apoyo a la Autoridad para la Promoción Comercial (TPA, por sus siglas en inglés) para Bush, un instrumento antes conocido como fast track (vía rápida) que otorga al presidente amplios poderes para negociar acuerdos de libre comercio.
El paquete de leyes aprobado por el Senado por 64 votos contra 32, que ya había sido aceptado por la Cámara de Representantes la semana pasada, también incluye la renovación y ampliación de las preferencias arancelarias andinas (APTA, por sus siglas en inglés), que permite a los países andinos la exportación de unos 6.000 productos libres de aranceles.
Además, el rápido deterioro económico está sirviendo de argumento electoral a los dirigentes demócratas que acusan a la Administración Bush de incapacidad para dirigir la economía y garantizar la recuperación del crecimiento. Los enfrentamientos entre demócratas y republicanos se agudizan ante las elecciones de noviembre, donde se renovará parcialmente el Congreso.