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En portada

La Bolsa aplaude a Telefónica

Pese a publicar unas pérdidas récord de 5.574 millones de euros en el primer semestre, Telefónica ha subido un 17,67% en dos días tras el anuncio de que suelta el lastre del UMTS fuera de España para concentrarse en la generación de caja

César Alierta cumplió ayer dos años al frente de Telefónica. En ese periodo, las acciones han caído más de un 57% en Bolsa y la compañía ha pasado de ser la primera por beneficios a sufrir las mayores pérdidas jamás registradas en España por una empresa. Con todo, el aniversario al frente de la empresa se ha vivido con alegría. Alierta ha recibido la felicitación casi unánime de los analistas, que han aplaudido el giro en la estrategia de la compañía anunciado el miércoles por sorpresa tras el cierre del mercado.

La empresa anunció una pérdida neta de 5.574,2 millones de euros, fuertemente influenciada por las provisiones extraordinarias netas por importe de 4.837,5 millones de euros, imputables al saneamiento de activos de telefonía móvil y a la provisión de gastos de reestructuración en Alemania, Austria, Italia y Suiza, el saneamiento realizado por la revisión de la inversión de Mediaways (530 millones de euros) y otros extraordinarios. A la vez se anunciaba el cierre de la actividad comercial de la filial de Móviles en Alemania y el congelamiento indefinido de todos los proyectos de UMTS fuera de España. Además se producían algunos cambios en la cúpula de la empresa. Luis Lada era nombrado director general de estrategia corporativa y regulación; Antonio Viana-Baptista le sustituía como presidente de Móviles; José María Álvarez Pallete ocupaba el lugar que el anterior dejaba en Telefónica Latinoamérica, y era sustituido a su vez por Santiago Fernández Valbuena al frente de las finanzas corporativas del grupo.

La opinión de los analistas ha sido favorable, pero más que eso, ha sido la reacción del mercado la que ha llenado de satisfacción a los máximos responsables de Telefónica. Tras los años de euforia alcista generalizada que acompañaron a Juan Villalonga al frente de la compañía, haber sido durante dos años uno de los valores del sector que mejor ha resistido el desplome parece un pobre consuelo. Por eso Telefónica necesitaba la bendición de la Bolsa al giro de estrategia más sonado de la era Alierta.

Con una subida del 8,78% en la semana, Telefónica ha sido, con diferencia, el mejor valor de su sector en toda EuropaCon una subida del 8,78% en la semana, Telefónica ha sido, con diferencia, el mejor valor de su sector en toda Europa

Esta vez el presidente de la compañía tuvo la suerte de cara: mientras se anunciaban las medidas, Wall Street vivía su mayor subida en casi 15 años. La fiesta, que comenzó con el ascenso del 18% en Nueva York el mismo miércoles, estaba servida para Telefónica. El jueves, en España, la compañía vivía el mayor ascenso de su historia bursátil, un 14,18%. Ayer, la subida continuaba para Telefónica con el viento del mercado en contra. En dos días, el ascenso ha sido del 17,67%. Y eso después de publicar unas pérdidas que en España constituyen un récord.

La mayoría de las empresas de telecomunicaciones ya entraron en números rojos en 2001 y además lo hicieron sin sanear sus inversiones en telefonía móvil de tercera generación (UMTS). En eso, la empresa española ha sido la primera. 'Telefónica ha sido la más valiente de la industria y, una vez más, el equipo gestor ha enviado una señal a los mercados de que es muy sensible a las opiniones de los accionistas', explican Luis Prota y Juan Jiménez, de Morgan Stanley. 'El panorama ha cambiado para mejor drásticamente. La compañía elimina los dos principales motivos de preocupación que pesaban sobre la acción: el riesgo de gastar una gran cantidad de dinero en un negocio de dudosa rentabilidad y, en segundo lugar, reanuda el pago de dividendos desde el año que viene'.

Morgan Stanley cree que en términos de valoración las implicaciones directas no son excesivas, pero estima que 'el factor clave es la reducción del perfil de riesgo de la compañía y la sensibilidad mostrada por el equipo gestor hacia las exigencias de los accionistas'. Morgan Stanley valora Telefónica aplicando el método de suma de las partes. Para el negocio básico español, los negocios latinoamericanos de telefonía fija y Telefónica Móviles utilizan el método de descuento de cash flows y para otras empresas del grupo usan múltiplos comparables, precios objetivos de sociedades cotizadas (6,75 euros para Móviles, 7 euros para Terra y 5,7 euros para TPI) y valores de mercado. El resultado de ello es un precio objetivo para Telefónica de 15 euros por acción, que deja un potencial de subida de más del 50% desde los niveles actuales. Morgan Stanley reitera su recomendación de sobreponderar.

Riesgo de caída limitado

Goldman Sachs considera también muy positiva la decisión de paralizar su actividad en el mercado de móviles alemán, 'dada la cuantía del cash flow que pronosticábamos que absorbería ese negocio' e incluye a Telefónica en su lista de valores recomendados con un precio objetivo de 11,5 euros por acción. Según los cálculos de Goldman Sachs, basta con eliminar las pérdidas previstas en Alemania para que la rentabilidad implícita vía cash flow se dispare del 8,4% al 12,1% en 2003 y del 8,6% al 13,9% en 2004. 'Nuestra valoración por suma de las partes, a partir de un precio de mercado de Móviles de 6,6 euros por acción, es de 12,2 euros por acción para el grupo; con una valoración más conservadora de Móviles de 5,5 euros -que supone valorar su negocio español en 8,5 veces el Ebitda previsto para este año- la suma de las partes del grupo daría 11,2 euros por acción. En el peor escenario posible, valorando a cero la inversión en Latinoamérica y en 5,5 euros por acción a Móviles, la suma de las partes de Telefónica daría 8,6 euros por acción, lo que implica que el riesgo de caída de las acciones es muy limitado', explican sus analistas.

En cuanto a Telefónica Móviles, Goldman ha elevado su recomendación desde peor a igual que el mercado tras el abandono de los negocios de tercera generación en Europa. 'Sin embargo, seguimos creyendo que la acción parece cara tanto con la valoración por suma de las partes como en la comparación con sus homólogas; las buenas noticias ya están recogidas en el precio'. Goldman sitúa su valoración en 5,5 euros por título. En general, aunque sea Móviles la que recibe de forma directa el impacto favorable de la congelación del UMTS, los analistas creen que la acción está comparativamente cara.

El aplauso es generalizado. 'Saludamos la decisión de retomar el pago de dividendo como un giro en la estrategia y el primer signo del compromiso de gestionar la compañía en función de la generación de caja y de retribuir con ella a los accionistas', apuntan desde JP Morgan. Sus analistas sitúan el precio objetivo en 16 euros por acción y recomiendan comprar. Merrill Lynch también tiene una recomendación de compra para Telefónica, que pasa a ser de compra agresiva con un horizonte de largo plazo. Sus analistas no esperaban que los negocios de tercera generación empezasen a generar flujo de caja libre (FCL) positivo hasta 2007-2008. El abandono completo de esas actividades se traduce en un incremento del 8% en el pronóstico de Merrill de FCL para Telefónica.

Los expertos de Renta 4 recuerdan que las condiciones del sector en el momento de adquisición de las licencias y las actuales difieren considerablemente. 'Las posibilidades de que Telefónica Móviles fuera rentable en Alemania en los próximos años eran pequeñas: nos encontramos con un mercado con seis operadores, en el que Móviles es una compañía nueva sin reconocimiento de marca, con los costes que ello conlleva y con grandes requisitos de inversión a realizar en los próximos años', explican. Señalan, además, como una consecuencia muy positiva la liberación de recursos que esta medida conlleva, que serán utilizados, entre otras cosas, para restablecer el dividendo. Además, la compañía se centrará en sus mercados naturales: España y Latinoamérica. Su potencial de crecimiento sigue siendo alto al contar con Latinoamérica. Los parabienes de los analistas no tienen fin. Algunos subrayan que en la medida en que se trata de pérdidas fiscalmente deducibles, las pérdidas declaradas supondrán un ahorro fiscal y de caja. Además, la menor incertidumbre de cara al futuro reduce el coste de capital. Las novedades han eclipsado la incertidumbre por Brasil y casi nadie se acuerda de Argentina. Telefónica cierra la semana con un ascenso del 8,78%, con lo que se erige como mejor valor europeo de su sector en la semana.

Los efectos secundarios empiezan a desencadenarse. BBVA y La Caixa sufren en sus cuentas el impacto de las pérdidas de Telefónica en la medida en que consolidan su participación en la operadora. Asimismo, la presión para saneamientos similares se hace irresistible para compañías europeas que invirtieron más en licencias y que tienen contabilizadas adquisiciones a precios de burbuja. Para las otras operadoras en Alemania es una noticia positiva porque se reduce la competencia. Para los fabricantes de equipos de telecomunicaciones, es una señal muy negativa. El de tecnología ha vuelto a ser esta semana el sector de peor evolución bursátil en Europa.

Dividendo tras cinco ejercicios en blanco

 

Telefónica volverá a repartir dividendo con cargo a los resultados de 2003. Si se recupera el antiguo calendario semestral de retribución, los accionistas no cobrarán en realidad hasta enero o febrero de 2004 el primer dividendo a cuenta de los beneficios del año próximo. En junio o julio recibirían el complementario, aunque la empresa no ha concretado nada al respecto. En todo caso, el ejercicio de 2003 será el primero con dividendos tras cinco años de retribución alternativa, vía ampliaciones liberadas o, ahora, vía recompra de acciones.

 

 

 

 

 

 

 

Siete ampliaciones liberadas desde 1999

 

 

 

 

 

 

 

Telefónica decidió suprimir el dividendo en 1998. Su presidente de entonces, Juan Villalonga, anunció en la junta general de accionistas del 24 de junio de ese año una 'reducción sustancial' del dividendo, coherente con la macroampliación para financiar el desembarco en Brasil. No tenía mucho sentido, se dijo entonces, pedir a los accionistas por un lado (la ampliación de capital) lo que se les pagaba por otro (el dividendo). Pero fue el miércoles 18 de noviembre de 1998, con la presentación de los resultados del tercer trimestre, cuando Villalonga anunció a las analistas que no habría dividendo alguno con cargo a los resultados de 1998. La junta de accionistas de marzo de 1999 así lo ratificó. En lugar del dividendo se instauró una política de ampliaciones de capital liberadas de una acción nueva por cada 50 antiguas. Desde enero de 1999, Telefónica ha efectuado siete operaciones de ese tipo, en las que en realidad el valor de las acciones nuevas se descuenta del de las antiguas. La principal ventaja, importante en fases de Bolsa alcista, es que se pueden vender los derechos de suscripción sin tributar por ellos hasta que se venda la acción

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La supresión del dividendo también tuvo premio

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La supresión del dividendo tuvo también en su momento premio bursátil. Las acciones subieron un 6,54% el jueves 19 de noviembre, al interpretarla el mercado en clave de mayor crecimiento, y no de dificultades financieras. Se justificó alegando que Telefónica era un valor de crecimiento y que la compañía sabría invertir el dinero que ganaba mucho mejor que sus propios accionistas. La empresa se apartaba de lo prometido en la OPV que supuso la privatización definitiva (febrero de 1997), cuando prometió una política según la cual los dividendos tendrían 'un crecimiento acorde con el de los beneficios consolidados'. El elogio de los analistas fue casi tan unánime como ahora. Las recomendaciones de compra le llovían a la empresa. Sólo desde Standard & Poor's llegaron malas noticias: la calificación de riesgo empeoraba por la creciente exposición de la compañía a Latinoamérica. Esta vez la calificación crediticia no empeora -pese a que la empresa habrá de hacer frente a esa retribución dineraria-, sino que algunos analistas creen que mejora, aunque no por el dividendo, sino por el ahorro que supone congelar las inversiones en UMTS en Europa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las acciones, más bajas ahora que en 1998

 

 

 

 

 

 

 

Las acciones de Telefónica subieron de 6.270 a 6.680 pesetas de entonces al día siguiente de la supresión del dividendo. Ajustados aquellos precios por el desdoblamiento de las acciones y por las diferentes ampliaciones de capital, el ascenso equivaldría a pasar de 10,93 a 11,65 euros de los de ahora. En la jornada siguiente se prolongó el ascenso hasta el equivalente a 11,93 euros. Pese a los casi cuatro años transcurridos, la cotización está ahora claramente por debajo de los niveles de entonces.

 

 

 

 

 

 

 

La respuesta a la reinstauración del dividendo ha sido aparentemente más eufórica ahora, con un alza del 14%, la mayor en la historia bursátil de Telefónica. Sin embargo, el mercado celebra no sólo la vuelta al dividendo, sino también, y muy especialmente, la congelación de los negocios de telefonía UMTS en Europa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una rentabilidad por dividendo del 2%

 

 

 

 

 

 

 

Tampoco parece que Telefónica vaya a tirar la casa por la ventana en la retribución a sus accionistas. El presidente de la compañía, César Alierta, anunció el jueves en la conferencia con analistas que el 2% de amortización de capital previsto como retribución de este ejercicio -el dividendo no se puede reinstaurar con la empresa en pérdidas- sería una buena orientación de cara al dividendo futuro.

 

 

 

 

 

 

 

Reajustado en función de las operaciones realizadas, el último dividendo de Telefónica equivaldría a 0,18 euros por cada acción de las de ahora, lo que efectivamente supondría una rentabilidad por dividendo algo inferior al 2%. Telefónica tienen ahora mismo 4.860,66 millones de acciones en circulación, con lo que un dividendo así se acercaría a los 1.000 millones de euros. Los analistas esperan un beneficio por acción para el año próximo en el entorno de los 0,40 euros, aunque hay mucha dispersión en las previsiones, con lo que el dividendo repartido representaría menos de la mitad del beneficio.

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