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Con voz propia
Tribuna
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Sabiduría deportiva

Phil Jackson, entrenador del equipo de baloncesto de los Angeles Lakers, ha conseguido el tercer campeonato consecutivo en la NBA, después de unos resultados espectaculares: 726 victorias frente a 258 derrotas en temporada regular, 156 contra 54 en los play-offs. Desde 1989, cuando debutó con los Chicago Bulls, ha logrado nueve campeonatos, todas las finales que ha disputado, haciendo crecer y compartir a estrellas que ganan más de cinco millones de euros anuales. De su sabiduría, estilo y prácticas se pueden extraer valiosas lecciones para el mundo de la empresa. Antes de su llegada, la situación era tan tensa que ambas superestrellas pensaron dejar el equipo. El entrenador Jackson ya lo había logrado en los Chicago Bulls con otros dos auténticos líderes: Michael Jordan y Scottie Pippen. ¿Es tan importante el tándem? Aparentemente, sí. Muchas grandes empresas han sido fundadas por un tándem: Sony en Japón, Hewlett-Packard en California, SAP en Alemania... El éxito de los mejores proyectos suele ser fruto de un líder genuino, inspirador, visible, capaz de aunar voluntades, junto a un gestor responsable, riguroso, siempre alerta, en la retaguardia. Un gran entrenador ha de ser capaz de generar este tándem, a partir de personalidades muy diferentes, desde un campo común de integridad y visión compartida.

Transmitir serenidad: los 82 partidos en seis meses en la NBA generan un estrés especial. Los multimillonarios que juegan en esa liga no tienen necesidad de dar lo mejor de sí mismos. Sólo un auténtico maestro es capaz de transmitir la serenidad necesaria para ganar, para no derrumbarse ante los fracasos, para seguir compitiendo. Phil utiliza la filosofía zen para lograr la paz emocional en el equipo y enseñar a meditar a sus jugadores, para alcanzar la relajación y concentración. Sabemos que el miedo y el agobio producen ondas cerebrales que paralizan nuestra actividad, en tanto la confianza y la tranquilidad impulsa aquellas que nos permiten innovar y avanzar. Sin embargo, una minoría de directivos responde con la serenidad ante estas situaciones. En el mundo de la empresa es fácil distraerse de lo prioritario pensando en un futuro demasiado lejano o lamentándose por un pasado que no se puede cambiar. Para los mejores directivos, lo esencial es el aquí y el ahora, lo que conviene hacer en cada momento, sin juzgar ni descentrarse.

Fomentar la escucha: 'Hace mucho aprendí que una de las principales cualidades del líder es escuchar sin enjuiciar, lo que los budistas llaman pura atención', dice Phil Jackson. El planteamiento con sus jugadores es integral: les habla de ética, les ofrece distintas reflexiones, les anima a expresarse y a comentar con él cómo se sienten. A diferencia de otros coaches, Phil quiere que sus jugadores reflexionen, propongan y se comprometan de verdad. De entre las capacidades que un directivo ha de tener, la escucha es clave. Si no nos vemos influidos por quienes nos hablan, ellos no se verán influidos por nuestros consejos. Escuchar atentamente, poniendo la cabeza y el corazón en lo que el otro nos dice, es tan simple como difícil de realizar en nuestro día a día, y de un enorme impacto en los resultados.

Dominar un método: Phil Jackson es conocido por utilizar el triángulo en ataque, llamado el taichi de cinco hombres. La idea es orquestar un movimiento fluido, para descompensar a la defensa contraria y generar varias oportunidades. Cuando un jugador mueve la pelota, otros dos compañeros forman con él un triángulo, que va variando en función de la posesión. Todos los jugadores, el mítico tándem, el resto del quinteto, los suplentes, comparten el método. 'La pasión sin sistema es tan peligrosa como el sistema sin pasión', escribió en su día Tom Peters. Cierto, la energía de un equipo, sin método, se disipa en cantidades importantes. La visión compartida debe convertirse en realidad a través de un método asumido y practicado por todos de manera natural.

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