Razones para vender o comprar
En ocasiones, conviene hacer un ejercicio de abstracción y preguntarse por qué hace uno lo que hace. No sólo en la Bolsa, claro. Pero, hablando del parqué, no es mala idea decirse a uno mismo por qué debería vender y por qué debería comprar.
Lo primero es eliminar argumentos falaces. Todos los gestores se esfuerzan por decir que las rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras. Es cierto, como también lo es que las minusvalías pasadas no significan futuras plusvalías. Nadie debería escuchar a quien afirma que la Bolsa tiene que subir porque ha caído mucho.
Sí es razón para comprar la relativa estabilidad macroeconómica. Más allá de los desajustes comerciales, fiscales o de divisas, en Europa y Estados Unidos no hay inflación, los tipos están bajos y la recesión no ha sido para tanto.
Los precios, es decir, la relación entre lo que se paga por una acción y lo que se obtiene, no están tan claros. Están mucho más bajos que en años anteriores, pero la relación histórica no está tan clara. Asimismo, el PER está calculado a partir de las estimaciones de los analistas, que, a su vez, parten de los datos pro forma de las empresas.
Razones para vender hay, por supuesto. Para vender ahora, menos. Es decir, se hace difícil pensar qué razones puede encontrar un inversor para salir del mercado si es que no lo ha hecho ya. Sólo el pánico, es decir, el convencimiento de que los demás van a vender. Pero precisamente esta es la mayor fuerza que domina el mercado hoy por hoy.
En condiciones normales sería razonable entrar en el mercado, pues el pánico, como todo, es pasajero. Pero hay demasiados cabos sueltos. Si mañana se descubren falsedades en otra gran empresa de EE UU, vendrán más caídas. Estas razones pesan más que cualquier otra y por eso la Bolsa está donde está y por eso lo razonables es aguantar.