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El rock se mueve al ritmo del dinero

España vive en los últimos años una proliferación de festivales de música en directo para la gente joven. Si el Festimad abre en Móstoles (Madrid) la temporada a finales de mayo y junio tiene como cartel estelar al Sónar en Barcelona, los dos meses de verano quedan reservados para el Espárrago en Jerez de la Frontera (Cádiz), que comienza hoy, y el Festival Internacional de Benicàssim (Castellón), el FIB. Cuatro eventos salpicados por otros no menores -Womad, Pirineos Sur, La Mar de Músicas- y decenas más pequeños y especializados.

Algunos están organizados por organismos públicos, pero otros -son los casos del Espárrago y del FIB- tienen detrás empresas que buscan conjugar la pasión de sus directivos por la música con la rentabilidad. Francis Cuberos es el director del Espárrago y responsable de Munster Touring, la compañía que puso en marcha el festival. 'El Espárrago nació como una vocación, pero los reveses te llevan a profesionalizarte'.

Cuberos está satisfecho de la edición de este año, no sólo por el cartel artístico, sino porque ha garantizado la continuidad. 'En primer lugar hemos conseguido alcanzar los porcentajes de ingresos que se consideran óptimos: 40% de la venta de entradas y otros ingresos propios de la actividad, 30% de patrocinio público y 30% de privado. Esto nos permite estar protegidos, algo que es la primera vez que ocurre, ya que con 15.000 abonos vendidos empezamos a rentabilizar', señala Cuberos, que también se congratula del apoyo público, dado que el festival genera unos 6 millones de euros de ingresos para la zona. El presupuesto para el Espárrago 2002 es de 1,2 millones. Este festival pasó por una grave crisis tras la suspensión de parte del evento del año 2000 por causas meteorológicas. 'Tomamos la decisión de socializar el Espárrago para evitar la quiebra de Munster Touring', explica Cuberos. Esa socialización consistió en la venta del 35% de la marca a Media Festivals (empresa del Grupo Prisa), coorganizadora del encuentro. 'Ahora buscamos otros socios que se sumen al proyecto, y tenemos en venta otro 30% de la marca', comenta Cuberos.

Menos problemas ha tenido Maraworld, la empresa que organiza el FIB, y que consiguió alcanzar la rentabilidad del festival a la tercera edición. Para la de este año, la octava, cuentan con un presupuesto de 4,21 millones. Es el mayor de los festivales que se celebran en España. Su arranque también tuvo más de vocación -lo organizaban la Sala Maravillas de Madrid, el sello discográfico Elephant y la desaparecida revista Espiral- que de iniciativa empresarial, algo que cambió ante la evidencia de que un evento así requiere una dedicación absoluta 'y de que es una buena manera de ganarse la vida', explica un portavoz de Maraworld.

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