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Revista de Prensa

Las virtudes de una quiebra

La mala notica es que Babcock Borsig está en bancarrota. Pero ésa es también la buena noticia. Nunca es agradable ver caer una empresa, sabiendo la pérdida de puestos de trabajo y los traumas que inevitablemente provocará. Pero la actividad económica necesita periódicamente una limpieza para eliminar a las compañías marginales y despejar el terreno para las más competitivas. Si hubiera que elegir un sólo obstáculo a la reforma económica de Alemania, aparte de la rigidez de su mercado laboral, probablemente sería la resistencia política a ver fracasar a las grandes compañías (...). La destrucción de empleo puede ser necesaria para crear nuevos puestos de trabajo (...). Esto puede parecer una política dura (...) pero intentar salvar a cada compañía ineficiente y sin beneficios, como el canciller Gerhard Schröder parece haber estado haciendo con sus fallidos intentos de orquestar rescates financieros para Philipp Holtzmann y ahora Babcock, es tan contraproducente como mantener una política laboral que aspira a que nadie puede ser despedido en las compañías que van relativamente bien. (...) La mayoría de los grandes bancos alemanes se han visto envueltos este fin de semana en un último intento para salvar a Babcock. Al final, sólo el banco público WestDeutsch Landesbank se mostraba dispuesto al rescate. (...) Que los bancos alemanes estén acabando con varias décadas de criterios de financiación inspirados por la agenda política (...) es uno de los signos más esperanzadores de que las antiguas costumbres están dejando paso en Alemania a planteamientos más dinámicos. (...)

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