De la obsesión por el centro a la sucesión
José María Aznar es poco amigo de crisis de gobierno. Es más, quienes le conocen bien comentan que esa figura no existe en su programa político. æpermil;l prefiere hablar de remodelaciones necesarias y siempre justificadas en un cambio de etapa, como ahora, tras el final de la presidencia de la UE.
Nunca admitirá problemas de gestión o ministros quemados a pesar de que, como en el caso actual, resulte evidente que el Gabinete ha salido tocado después de la huelga general del 20-J y que la situación en algunos ministerios como Sanidad o Ciencia y Tecnología era difícilmente sostenible.
Con esta filosofía, y tras la victoria electoral de 1996, Aznar se vio obligado a cambiar 32 meses después, en enero de 1999, su idea inicial de agotar la legislatura con el mismo Gabinete por razones ajenas al funcionamiento del Gobierno.
La necesidad de potenciar la dirección del Partido Popular en un año electoral y de hacer creíble a la sociedad española la imagen de centrismo que intentaba transmitir en sus mensajes y programas de Gobierno fue el detonante del relevo que llevó a Javier Arenas, hasta entonces ministro de Trabajo, bien visto por los sindicatos y con cartel de dialogante, a asumir la secretaría general del partido, en sustitución de Francisco Álvarez-Cascos.
Como recambio de Arenas, Aznar, siguiendo su línea de cambios mínimos, optó por su segundo en el Ministerio de Trabajo, Manuel Pimentel, que también había mostrado un talante centrista y de diálogo desde la Secretaría General de Empleo.
Fiel también a su criterio de evitar agravios entre sus más directos colaboradores, el Presidente compensó al coordinador general saliente del PP, Angel Acebes, con el ministerio de Administraciones Públicas, lo que obligoó a trasladar a Mariano Rajoy (uno de los pesos pesados del Ejecutivo) a Educación y Cultura, con la misión expresa de gestionar los traspasos pendientes en el área educativa a las comunidades autónomas.
La hasta entonces titular de esta cartera, Esperanza Aguirre, asumió la presidencia del Senado, convirtiéndose así en la primera mujer que asumía la máxima representación de una de las Cámaras legislativas.
Cuatro intocables
Aunque Aznar sólo ha presidido cuatro equipos de Gobierno incluyendo el surgido tras la remodelación de ayer, sólo cuatro ministros han acompañado al Presidente desde de aquel lejano 5 de mayo de 1996 en que iniciaba su andadura el primer Gabinete: Mariano Rajoy, Rodrigo Rato, Francisco Alvarez Cascos, y Josep Piqué. Los dos primeros, junto a Jaime Mayor, que abandono Interior para intentar acabar con la hegemonia autonómica del PNV en el País Vasco, aparecen en la terna que, salvo sorpresas cada vez menos probables, se disputará su sucesión.
Estos cuatro intocables aumentaron o, al menos mantuvieron su influencia y su poder en el Gobierno surgido de la mayoría absoluta conseguida en las elecciones del año 2000.
Mariano Rajoy alcanzaba la vicepresidencia primera como premio no sólo a su eficaz gestión como ministro sino también a la dirección de la campaña electoral.
Rato, aunque perdía Hacienda, mantenía la vicepresidencia segunda y se consolidaba como el responsable máximo de toda la política económica. Piqué ascendía a Asuntos Exteriores en la etapa de Presidencia de la UE, y Alvarez Cascos, aunque perdía la Vicepresidencia, recibía el encargo de manejar desde Fomento las inversiones millonarias en infraestructuras.
Los nombramientos de Federico Trillo para el Ministerio de Defensa, Angel Acebes para Justicia, Jesús Posadas como responsable de Administraciones públicas y Jaume Matas en Medio ambiente se interpretaron como simples reubicaciones.
Mientras que la llegada de Ana Birulés al nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología ha sido finalmente, y al igual que la de Celia Villalobos en Sanida, uno de los puntos más débiles y criticados del Gabinete, tanto por la propia gestión de la ministra como por la propia concepción de este Departamento, más orientado a desarrollar la liberalización de las telecomunicaciones a que a potenciar las nuevas tecnologías en la economía y las empresas en España.