Sin manías en Toys R Us
El consejero delegado de la multinacional estadounidense de juguetes, Antonio Urcelay, confiesa que sólo necesita orden para trabajar, un ordenador, gente a su alrededor y un papel para escribir. Entre sus objetos preferidos, una pintura familiar
No tiene juguetes en el despacho. Como muestra de que es el consejero delegado y director general de Toys R Us, Antonio Urcelay guarda un par de muñecos de peluche. 'No hace falta que tenga juguetes para que esté todo el negocio en la cabeza. Los tengo siempre en mente', aclara este ejecutivo desde su puesto de trabajo, situado en un polígono industrial próximo a Alcalá de Henares (Madrid). Su despacho desprende austeridad y señala que le da poca importancia a los ornamentos. 'No considero que esté decorado, tiene las cosas imprescindibles para desempeñar mis funciones'.
Sólo busca un lugar en el que trabajar y poco más. 'Soy bastante flexible a la hora de trabajar. He conocido ya diferentes ambientes, ya que he trabajado en varias compañías, y cada vez le doy menos importancia a las formas'. Le importan más los resultados.
Confiesa no tener manías y que su manera de actuar es la misma en el trabajo que en su vida personal. Sólo valora el orden y tener, de vez en cuando, gente alrededor. 'No soporto el desorden ni trabajar en medio del caos. Se pierde demasiado el tiempo cuando las cosas no están en su sitio y hay que buscarlas. Pero yo necesito muy poco, un ordenador, un teléfono y algo para escribir', explica Urcelay. En un rincón tiene una televisión, que sólo utiliza para ver los anuncios publicitarios de Toys R Us, y la música que escucha en el despacho también está relacionada con la publicidad.
Antonio Urcelay trabaja una media de 12 horas al día, 'como la mayoría de los directivos españoles'. Y señala que en España, tal vez, se trabaja tanto porque 'estamos peor organizados que en otros países'. A pesar de ello, procura compaginar su vida profesional con el ocio.
Las plantas que tiene en el despacho decoran, pero les hace poco caso, 'me gustan porque crean un ambiente agradable, pero yo no las cuido, las cuida mi secretaria. Sólo las miro y las disfruto'.
Antonio Urcelay tiene 50 años, es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid (obtuvo una nota de sobresaliente como calificación media en la carrera). De hecho, antes de iniciar su aventura en el mundo empresarial, ejerció como abogado en el bufete de J y B Cremades.
Antes de incorporarse a la multinacional norteamericana Toys R Us, fue director general de la empresa Leche Pascual. Entre sus responsabilidades incluía la comercialización y venta de todos los productos de la firma en España y Portugal. Con anterioridad, fue director general de Digsa, empresa de supermercados que operaba 270 establecimientos en España. También ocupó el puesto de alto ejecutivo en Cabadía, empresa filial para España de la compañía de distribución holandesa Royal Ahold.
Desde 1998 es miembro del consejo de dirección de la Aecoc, asociación española que reúne a la práctica totalidad de las empresas de distribución y fabricación de bienes de consumo en España, y desde hace un año es miembro de la junta directiva de Anged. Ha sido presidente del consejo de administración de la central de compras Sogeco.
Toys R Us facturó el año pasado 200 millones de euros y en 2002 prevé ingresar 210 millones. Cuenta con una plantilla de 1.800 personas, que en temporada alta, que suele ser Navidad, asciende a 4.000 trabajadores, repartidos en 38 tiendas. 'Cuidamos mucho la selección de personal, aunque sean temporales'.
El cuadro de la hija
Si hay algo a lo que le tiene apego Antonio Urcelay es a un cuadro pintado por una de sus dos hijas. 'Le tengo cariño porque cuenta con un valor sentimental'. De la pared cuelgan unos mapas que ayudan a este ejecutivo a ubicar el negocio y recordar donde tienen las tiendas. 'No me preocupo de las cosas superfluas, prefiero orientar todo mi tiempo hacia la compañía, pero, sobre todo, hacia el cliente'. Entre sus logros, destaca haber 'desburocratizado la compañía, darle un mayor empuje hacia la iniciativa y la creatividad'. Le ha dado prioridad a la delegación de autoridad y a medir las cosas en función de los resultados, no de los esfuerzos.