La patronal de la alimentación imputa al euro el alza de precios
Los precios de los alimentos y bebidas experimentaron durante el año pasado un incremento del 5,6%, lo que supone el doble que el IPC general (2,7%). Esta evolución se debe a dos factores: el aumento de los precios de algunos productos como consecuencia de la crisis de las vacas locas (especialmente los sustitutivos del vacuno) y a la anticipación del redondeo relacionado con la introducción del euro realizada por el sector de la distribución comercial, según señaló ayer el secretario general de la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), Jorge Jordana.
Sin embargo, y pese a este incremento de los precios de los productos de consumo, el sector registró durante 2001 una producción bruta de 65.250 millones de euros, lo que supone un incremento nominal del 2,2% respecto al año anterior. El mejor comportamiento de los precios de consumo se traduce en una desaceleración de la variación negativa del crecimiento, en pesetas constantes (descontada la inflación), de un 0,5%.
En términos físicos, la producción descendió por tercer año consecutivo al caer un 2,5%, según la FIAB.
Jorge Jordana señaló que para este año se prevé un incremento de la producción del 2,5%, lo que supondría situarse en los niveles de 2000. Esto, no obstante, se lograría con un menor número de empresas, ya que durante 2001 desaparecieron en torno a 850 pequeñas compañías, la mayoría de ellas familiares. La industria alimentaria contaba a finales del año pasado con 33.207 empresas, que emplean a unas 400.700 personas.
En cuanto a las exportaciones, crecieron un 12%, mientras que las importaciones lo hicieron en porcentaje ligeramente superior, el 12,5%. La tasa de cobertura de la industria alimentaria continúa deficitaria con una tasa de cobertura del 87,8%, aunque con una tendencia positiva respecto a 2000.
Según Jordana, el peso fuerte de las exportaciones se dirige a la UE y con productos sin marca, ya que crear un nombre requiere de fuertes inversiones. Por tanto, la mejor opción para las empresas españolas son los países del Este y América Latina, donde es más fácil competir.