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La enoteca

La decantación

Decantar es la acción de trasladar el vino de una botella a un recipiente denominado decantador. Esta operación se realiza para evitar los sedimentos del vino o para airearlo. Los vinos que necesitan ser trasladados a un decantador son primordialmente los vinos cerrados, es decir, los de baja intensidad olfativa, como los tintos jóvenes (crianzas o no) de Ribera del Duero, y, por supuesto, los vinos viejos de esta zona. Se beneficiarán también de esta operación los riojas denominados de alta expresión por su intensa coloración y su extraordinaria estructura -largas maceraciones de uvas bien sazonadas-, la última generación de prioratos, los potentes penedés, etc.

Vinos foráneos. De éstos, son los Burdeos más concentrados los que piden el oxígeno para poder mostrar lo mejor que atesoran. Es de obligado uso el decantador para los poderosos oportos de Vintage. En Italia, los grandes brunellos y análogos, hay que sacarlos de su continente para mejorar su contenido.

Olores y posos. Si se enfrenta a tintos que desprenden olores a sulfídrico o sulfurosos, por una elaboración errónea, libérelo del tufo por medio de una intensa aireación jarreándolos a distancia. Sin embargo, deseche la oxigenación excesiva a la hora de consumir un vetusto rioja de perfil clásico, de lo contrario asistirá súbitamente a su desvanecimiento.

Es habitual en muchas elaboraciones de nuevo cuño descubrir sedimentos en cierta cantidad, esto es debido al respeto que los técnicos profesan por el producto. Si un tinto determinado, además de lo expuesto, exhala olores no muy agradables y al tiempo detecta posos, decántelo y siga por la vía del olfato su evolución. Así habrá conseguido doble efecto, eliminación de partículas y de malos humores.

Tiempo de espera. Puesto el vino en el decantador, es aconsejable esperar antes de su consumo 30 minutos para los más precoces y dos horas para los muy tánicos y de añadas ancestrales.

Grandes beneficiados. Se benefician de este proceso los tintos todavía muy coloreados, generosos en taninos y que poseen un buqué no muy agradable para la persona que lo va a consumir. También se benefician aquellos muy potentes que por añadido contienen materias sólidas precipitadas en el fondo o que bailan en suspensión y esos jóvenes que exhiben tonos muy oscuros a la vista, de escasa nariz y que se manifiestan agresivos en la boca.

Se perjudicarán los de colores pálidos, más claros, más abiertos, de silueta delgada, ya hechos en el paladar o por el contrario en periodo de formación, pero con buenas maneras.

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