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Fraude fiscal

Desarticuladas dos redes que defraudaron 120 millones en el IVA

La Guardia Civil ha desarticulado dos redes internacionales dedicadas al comercio de metales preciosos, sobre todo oro y plata, que defraudaron en el pago del IVA unos 120 millones de euros desde 1996 y ha detenido a 20 personas, según informó ayer el instituto armado.

La operación, denominada Rojo, se ha desarrollado en las provincias de Madrid, Barcelona, Valencia, Córdoba, Murcia y Jaén, donde los agentes encargados de la investigación han efectuado 28 registros. Las investigaciones comenzaron a principios del año 2000 cuando la Agencia Tributaria puso en conocimiento de la Fiscalía Anticorrupción la existencia de sociedades relacionadas con el sector de los metales preciosos que podrían estar cometiendo un fraude en el pago del IVA.

En colaboración con las policías alemana, italiana y portuguesa, así como con la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) de la Comisión Europea, la Guardia Civil averiguó las relaciones comerciales existentes entre esas redes y otras ubicadas en países europeos y africanos.

En concreto, una de las sociedades investigadas estaba radicada en Suiza bajo la denominación de 'banco privado' y blanqueaba sus ingresos mediante la compra de oro, que posteriormente vendía a las redes ahora desarticuladas. Estas organizaciones han modificado su procedimiento de fraude tras la entrada en vigor en 2000 del régimen especial del oro de inversión. Así, antes de esta entrada en vigor, las redes creaban sociedades administradas por 'hombres de paja' controladas por ellas mismas, que declaraban haber comprado importantes cantidades de oro y plata sin ingresar el 16% del IVA correspondiente, como era obligación legal. Posteriormente, la mercancía era vendida a otras sociedades interpuestas sin aparente vínculo con las implicadas en el fraude.

Estas últimas sociedades eran las encargadas de vender los metales preciosos a un grupo selecto de clientes con fuerte arraigo y tradición en este mercado y que, a su vez, los comercializaban a joyeros o directamente al público. Después de 2000, la normativa cambió y el ingreso del IVA debía corresponder a las sociedades dedicadas a la transformación del oro en joyas y no a las primeras comercializadoras del metal.

Para eludir esta normativa, las empresas adquirían directamente la mercancía a mayoristas europeos. Después, constituían sociedades intermedias donde teóricamente transformaban los metales para su venta final, de tal manera que seguían controlando el negocio sin tener que declarar el impuesto.

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