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Energía

Campos aplica técnicas nuevas para reducir su gasto eléctrico

Bajo el triple criterio de mejorar la eficiencia energética de la empresa, realizar una gestión de los residuos escrupulosa y minimizar el impacto de la compañía sobre su entorno natural inmediato, la compañía Campos 1925 -especializada en la producción de láminas plásticas, con sede en Polinyá, a unos 25 kilómetros de Barcelona- ha emprendido un programa de innovación en sus procesos de producción, que han implicado la renovación de equipos.

Este mismo mes, el Laboratorio General de Ensayos e Investigaciones de Cataluña (LGAI) ha dado su conformidad para certificar, según la norma internacional ISO 14.001, el sistema de gestión medioambiental de la firma que fundaron José Campos Crespo y sus hijos (José y Emilio) en 1925 y que el año pasado alcanzó una facturación de 9,9 millones de euros.

Pero, además, la empresa familiar, ya en su tercera generación, ha solicitado su registro en el sistema europeo de ecogestión y ecoauditoría (EMAS), por lo que tendrá que someter su declaración ambiental al examen de un verificador medioambiental.

Alfonso Corrales, director general de Campos 1925, asegura: 'La mayor parte de las medidas para reducir el impacto ambiental se han tomado por una cuestión de principios, pero no nos hemos planteado si eran o no caras'.

Explica que, de hecho, el mayor desembolso lo ha constituido la compra de una máquina de tecnología italiana para la extrusión de plásticos, por importe de 1,5 millones de euros. Con ella, produce planchas de composición diversa, en las que, además, se pueden superponer hasta cinco capas de otros materiales. æpermil;stas se utilizan después en los revestimientos del modelo Aníbal de Santana, en los camiones de Nissan, en los equipos de refrigeración industrial de Thermo King o en las bañeras de plástico con construcción de metacrilato de Roca.

Alfonso Corrales asegura que, con esta inversión, están consiguiendo disminuir considerablemente el desperdicio de plástico en su tratamiento térmico: 'Con la máquina anterior, desechábamos un 5% de producto, que ahora se ha reducido a la quinta parte'. Ello contribuye a mejorar los resultados de su política de aprovechamiento de todos los retales plásticos de se producen durante la transformación de este material.

Sin embargo, la principal ventaja que Corrales espera que se derive de esta inversión será el ahorro de electricidad: 'Nuestro objetivo fundamental es reducir costes y, dado que nuestros procesos son intensivos en consumo de energía, es muy importante reducir el consumo eléctrico'. Teóricamente, la extrusora les permitirá reducir este coste a un tercio del actual (96 euros por tonelada de producto), pero, en los tres meses de funcionamiento, han conseguido reducir su consumo de electricidad a la mitad.

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