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La oportunidad de Chirac

Después de cuatro elecciones en dos meses y 40 años en política, Jacques Chirac depende, ahora más que nunca, de sí mismo. Como más de un comentarista ha señalado, dispone de la cualidad que Napoleón exigía a sus generales: la buena suerte. Para mantenerla, tiene ante sí una temible tarea: reformar la economía francesa frente a la previsible violencia de unos sindicatos radicales. Si lo logra, la historia le recordará no sólo como una persona con suerte, sino como un estadista. Para triunfar (...) necesitará empeño (...) pero también saber delegar (...). Ya ha demostrado astucia al elegir un Gobierno interino (...) que incluye jóvenes líderes que han dado una impresionante demostración durante el mes de ejercicio. Chirac, de 69 años de edad, haría bien en confiar plenamente en este grupo de talentos (...).

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