Aznar ofrece recuperar el diálogo tras la huelga pero advierte que impulsará nuevas reformas
El centenar largo de dirigentes del PP que asistieron a la junta directiva recibieron ayer de Aznar un mensaje 'tranquilizador y de serenidad'. A quienes temen que la huelga general del jueves deslegitime al Gobierno les aseguró que las urnas son las únicas que quitan o dan legitimidad al Ejecutivo. En su opinión, éste tendrá la misma que hace seis meses. Aznar tampoco cree que la huelga vaya a perjudicar electoralmente al PP, en contra de la opinión de algunos sectores del partido. El presidente considera que los mayores perjuicios serán para la sociedad y, en particular, para los empresarios y trabajadores. Además, anunció que después del jueves hará un llamamiento a los sindicatos para recuperar el diálogo social desde su firme intención de impulsar tras el verano las reformas pendientes, entre ellas la nueva rebaja fiscal y la que afecta al pacto local y la financiación de los ayuntamientos.
El secretario general del PP, Javier Arenas, también ilustró a los asistentes sobre los retos que tiene previstos el Gobierno para el próximo otoño y explicó la campaña de 20 días de duración que proyecta el partido para convencer a los ciudadanos de la necesidad de reformar las prestaciones por desempleo. En ella se repartirán varios millones de folletos en toda España y se contratarán cuñas de radio. Esta campaña coincide con la organizada desde el Ministerio de Trabajo con el mismo fin, en esta ocasión financiada con presupuestos públicos.
El secretario general del PP recordó que los dirigentes sindicales, al estar liberados, serán los únicos que no pierdan dinero el próximo jueves si no acuden a su trabajo. Sus cálculos indican que los ciudadanos que secunden la huelga dejarán de ingresar 78 euros como media. Arenas dirigió el grueso de las críticas contra el líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien culpó de fomentar el seguimiento de la protesta. El dirigente del PP hiló este reproche al triunfo de la derecha en las elecciones francesas donde, a su juicio, ha quedado demostrado que las urnas castigan 'a quienes no abordan con el rigor suficiente los problemas del empleo y la inmigración'.
Zapatero recordó ayer a Aznar que su antecesor en el cargo, Felipe González, interpretó la primera huelga general que se hizo contra su Gabinete el 14 de diciembre de 1988 como 'un duro golpe para el Gobierno', y que, en ningún caso habló de 'un duro golpe para España'. El líder socialista mostró su comprensión con los sindicatos por la convocatoria y aseguró también que comprende que 'a ningún Gobierno le guste una huelga general'.
Derecho al trabajo
En la reunión con la cúpula del PP, Aznar reiteró su firme voluntad de garantizar con todos los medios a su alcance el derecho de los ciudadanos a acudir a su trabajo el próximo jueves. Además, se refirió a las encuestas que anticipan un seguimiento modesto de la protesta, entre ellas la dada a conocer por el Centro de Investigaciones Sociológicas.
El vicepresidente primero y ministro del Interior, Mariano Rajoy, tiene todo dispuesto para que se multiplique la presencia policial en las grandes instalaciones energéticas y centros de transporte desde la víspera de la huelga. Son los dos sectores, al margen de los medios de comunicación, donde el Gobierno piensa que se decidirá el nivel de éxito de la convocatoria.
Una de las principales misiones de las Fuerzas de Seguridad consistirá en evitar la actuación anticipada de los piquetes por métodos violentos. Buena parte de los secretarios de Estado y subsecretarios serán convocados a una reunión en el complejo de La Moncloa la víspera de la convocatoria para coordinar con ellos el seguimiento de la protesta y garantizar que durante la misma haya unidad de mensaje.
Aznar hará el seguimiento de la huelga en Madrid.