Las reformas y los convenios desatan una oleada de protestas en Europa
En Italia, los sindicatos paralizaron el país en abril y amenazan con volver a hacerlo en junio. En Alemania, tras la huelga del metal, han estallado conflictos en correos, telecomunicaciones, construcción y banca, entre otros sectores. Los médicos franceses han aprovechado las elecciones para conseguir una subida de salarios que llevaban reclamando desde enero. Y los funcionarios de seis países, entre ellos España, quieren convocar una huelga a nivel europeo para el otoño.
La huelga del 20-J llega en un momento de fuerte tensión social en Europa. En Italia, la reforma laboral del Gobierno de Silvio Berlusconi fue rechazada por 13 millones de trabajadores con una huelga general que paralizó el país el 16 de abril (la primera en 20 años). El Gobierno avisó que, pese a la protesta, seguirá adelante con la reforma. El sindicato CGIL, con 5,4 millones de afiliados, amenaza con convocar otra huelga general.
Italia está siendo objeto, además, de paros sectoriales como la huelga de controladores aéreos del 5 de junio, que obligó a cancelar o reprogramar cientos de vuelos; o los paros parciales de los empleados de la maltrecha Fiat, que protestan un plan de ajuste que pretende eliminar unos 3.000 empleos.
En Alemania, el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder afronta unas difíciles elecciones en septiembre en un clima marcado por los conflictos sectoriales. El sindicato IG Metall organizó con éxito un paro masivo de las industrias del metal en mayo. La central reclamaba una subida salarial del 6,5%y finalmente logró un 4%.
Aquella huelga se ha visto seguida de una oleada de protestas en sectores que van desde la banca (460.000 empleados han iniciado ya paros parciales y amenazan con una huelga masiva si no logran un aumento salarial del 6,5%) hasta la construcción (que reclama un incremento de salarios del 4,5%), pasando por el servicio postal, la telefónica Deutsche Telekom y el comercio minorista.
Francia e Irlanda
En Francia, los empleados del sistema sanitario público (desde médicos de cabecera y enfermeras hasta conductores de ambulancias y cirujanos) han protagonizado una larga lista de movilizaciones y paros parciales desde el mes de enero. Finalmente consiguieron atar un acuerdo, justo antes de la primera vuelta de las elecciones legislativas, que elevará sus retribuciones unos 255 millones de euros al año. A cambio, los doctores se comprometen a recetar más medicamentos genéricos.
El clima laboral de Francia amenaza con empeorar en los próximos meses, ya que el nuevo Gobierno conservador intentará poner en marcha reformas en materia de pensiones que son rechazadas de plano por los sindicatos.
Ni siquiera Irlanda, un país que se precia de tener el mejor sistema de concertación social tripartito de la UE, ha escapado a la tendencia de conflictividad laboral que recorre el Viejo Continente. Los pilotos de la aerolínea Air Lingus protagonizaron una huelga de cinco jornadas a primeros de mes que dejó en tierra a más de 100.000 viajeros.
Los ánimos también están caldeados en el cuerpo de funcionarios europeos. Representantes de sindicatos de la función pública de España, Portugal, Italia, Grecia, Israel y Malta acordaron el pasado día 5 pedir a la Confederación Europea de Sindicatos (CES) que estudie la convocatoria de una huelga general europea de funcionarios para el próximo otoño. El motivo de la protesta tiene marcado carácter político: denunciar los pasos dados por muchos Gobiernos europeos para 'desmantelar el Estado de bienestar'.