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Comunidad Valenciana

Las duras obligaciones de Feria Valencia

Feria Valencia tomó el pasado mes de marzo la decisión de emitir obligaciones a 25 años para financiar un ambicioso plan de modernización y ampliación de sus instalaciones, según un plan diseñado por el SCH.

Se trataba de recabar 227,5 millones de euros, que se unirían al préstamo del Banco Europeo de Inversiones (BEI) de 97,5 millones, lo que permitiría a la institución acometer todo el proyecto. Las obligaciones, con el SCH como agente de la financiación, fueron cubiertas la semana pasada por inversores institucionales, a los que iba dirigida la emisión.

Para poder acceder a esta financiación, Feria Valencia ha tenido que poner sobre la mesa un importante paquete de garantías con los obligacionistas que van mucho más allá del contrato programa firmado con la Generalitat Valenciana -que cubriría los pagos periódicos en caso de que Feria Valencia no pudiese hacer frente- o del seguro concertado con Financial Security Assurance (FSA), las dos únicas garantías que se habían hecho públicas hasta ahora.

Como es habitual, los derechos de crédito frente al Gobierno autónomo están pignorados y cedidos a los obligacionistas, mientras que FSA cubre la posibilidad de incumplimiento en los plazos por parte de Feria Valencia.

Sin embargo, el apoyo de la Generalitat Valenciana no parece ser suficiente. Según consta en folleto informativo presentado ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Feria Valencia ha tenido que firmar varias garantías más, con el derecho de la concesión para hacer ferias y sus ingresos futuros como base, para lograr la confianza de los inversores.

Así, la institución ferial valenciana se ha comprometido a constituir a favor de los obligacionistas y del BEI sendas hipotecas sobre la concesión del Ayuntamiento de Valencia para el uso de los terrenos, instalaciones y servicios del actual recinto ferial en el caso de que la calificación de la deuda del Gobierno de Eduardo Zaplana pase a ser BBB+ o Baa1 o inferior, según los criterios de Standard & Poor's o Moody's. Actualmente esa calificación crediticia es de AA- y Aa3.

¿Basta con esto? Pues no. Feria Valencia también ha pignorado todos los derechos de crédito derivados de la concesión en favor de los obligacionistas.

Pero aún hay más. El agente de la financiación -el SCH- quiere garantizar que los plazos se cumplen y que los fondos con los que cuenta Feria Valencia y los que tendrá en el futuro se destinan a lo que corresponde. La institución ferial deberá, con los fondos obtenidos de la emisión y del crédito del BEI, amortizar todos los préstamos que tiene la entidad actualmente, a saber: 18,19 millones de euros con el propio SCH, 3,37 millones con el Banco de Crédito Local y 6,23 millones con el Banco de Valencia.

A partir de ahí, Feria Valencia deberá cancelar lo antes posible todas las cuentas bancarias que tenga abiertas en otras entidades y transferir esos fondos a una cuenta operativa que deberá abrir en el SCH y en la que se ingresarán todas las cantidades que perciba Feria Valencia por cualquier concepto.

Desde esa cuenta, pagará primas o gastos de explotación. Además, abrirá otras dos cuentas, una de reservas y otra de gestión. En pocas palabras, sólo trabajará con el SCH. Al margen quedan las entidades financieras locales, como Bancaja o CAM, cuyos presidentes forman parte del patronato de la institución.

Feria Valencia ingresa al año alrededor de 46 millones de euros. Según el cierre del ejercicio 2000-2001, la institución facturó 46,11 millones y obtuvo un beneficio neto de 9,08. Según los datos que ofreció la Generalitat Valenciana cuando presentó la operación, el coste en intereses será de 19 millones anuales.

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