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Innovación

La revolución de la informática en miniatura

El carbono bate al silicio. IBM crea un transistor ultrarrápido de nanotubos de carbono. La miniaturización de piezas informáticas es imparable

Hasta no hace mucho tiempo la nanotecnología era considerada como una fantasía de ciencia-ficción, poblada de minúsculos robots, que se podrían inyectar en las venas para acabar con enfermedades como el cáncer y el sida. Esa idea permanece aún en el terreno de los sueños, pero hoy esta ciencia, que trabaja en la escala del átomo, empieza a conseguir algunos resultados tangibles. Nanomateriales más resistentes que el acero como los que está desarrollando General Motors y los circuitos integrados del tamaño de una molécula de IBM, que permitirán crear ordenadores más potentes con un consumo mínimo de energía. La nanotecnología está de moda y merece amplios artículos en publicaciones como Business Week, Forbes o Financial Times. Ya se habla de ella como la nueva revolución industrial y los analistas dicen que los cambios que traerá a nuestras vidas dejarán pequeño el fenómeno Internet.

Y algo parecido a lo que sucedió con Internet está pasando ahora con la nanotecnología. A su alrededor han comenzado a proliferar firmas de inversión especializadas como Lux Capital o Angstrom Partners y se discute sobre el potencial de negocio de una ciencia que está todavía en sus albores. Muchos estrategas de Wall Street se han sumado con entusiasmo a la idea. Otros más cautos advierten que la nanotecnología podría convertirse en la próxima burbuja inversora y que como ocurrió con las puntocom, las expectativas podrían sobrepasar las aplicaciones reales y el sentido del negocio.

Según la National Science Foundation, en 2015 el mercado de productos y servicios relacionados con nanotecnología alcanzará los 1,1 billones de euros. La firma española CMP Científica afirma que en 2001 la inversión gubernamental en nanotecnología en el mundo ascendió a 1.300 millones y que este año la cantidad destinada por organismos públicos y privados alcanzará los 2.200 millones de euros.

Lejos aún de las aplicaciones futuristas, IBM es la compañía que más resultados está obteniendo en este campo. El pasado verano anunció la construcción del circuito lógico más pequeño del mundo, un componente de dos transistores hecho de una única molécula de carbono con la forma de un hilo hueco 100.000 veces más delgado que un cabello humano. Phaedon Avouris, director del proyecto, explica que la excepcional fuerza y las propiedades semiconductoras de los nanotubos de carbono pueden convertir este material en el más indicado para sustituir al silicio en transistores y microprocesadores. Se calcula que la miniaturización de los actuales chips quedará interrumpida por las leyes físicas en 10 o 15 años.

El camino para la miniaturización de los componentes informáticos a escala atómica se ha iniciado y la carrera es imparable. Hace unos días IBM dio a conocer un nuevo avance en sus nanocircuitos y dijo que había probado que sus propiedades de transconducción (cualidad que mide la capacidad de transporte de corriente) superaba en más del doble a los actuales chips de silicio.

Los expertos calculan que en el 2015 materiales y componentes nanométricos formarán parte intrínseca de la vida diaria. Pero muchas aplicaciones se harán palpables mucho antes. Hoy algunos laboratorios utilizan microchips altamente sensibles, que contienen ADN intacto y que pueden detectar qué antibiótico es el adecuado para acabar con un virus determinado. 'Hoy esto parece extraordinario, pero estos chips podrían ser rellenados con 100.000 minúsculos laboratorios químicos, cada uno de los cuales sería 100.000 veces más sensible si estuviera hecho con nanotubos', señala Cad A. Mirkin, director de la Northwestern University.

Paul Burrows, director de Nanotechology Initiative en Pacific Norwest, describe la nanotecnología como el primer cambio tecnológico real desde la Edad de Piedra. En su opinión, todos los avances desde la primera hacha de sílex han ido creciendo en complejidad recreando los materiales disponibles. 'Con la nanotecnología, en cambio, se trata de dar forma a las moléculas y crear nuevos productos moviendo los átomos de uno en uno. Las aplicaciones a corto plazo se dirigen a nuevos materiales. El gran cambio llegará cuando empecemos a poner inteligencia en las nanopartículas'.

Nadie sabe que traerá una ciencia cuyos infinitesimales materiales están sujetos a las peculiares leyes de la mecánica cuántica, en la que los electrones son una nube de probabilidades y cuya tecnología, que mezcla complejas moléculas orgánicas, principios físicos e ingeniería química, unirá a físicos, químicos, expertos en materiales, biólogos e informáticos. Las grandes sorpresas llegan en pequeños paquetes.

Aznar no se deja seducir por la nanotecnología

 

El Gobierno español todavía no le ha visto la gracia a la nanotecnología y

el año pasado le dedicó un mísero presupuesto que no alcanzó el medio millón

de euros, frente a los 63 millones que invirtió Alemania o los 40 millones

de Reino Unido. Y la pasada semana el pleno del Senado instó a la

Administración a fomentar las investigaciones relacionadas con esta

disciplina, que promete ser la revolución tecnológica de este siglo.El que

sí parece tenerlo claro es el presidente de Estados Unidos, George Bush, que

considera la nanotecnología como prioritaria en la investigación de su

gobierno. En sus propias palabras: "La convergencia de nanotecnología con la

informática, la biología y las ciencias sociales traerá consigo increíbles

descubrimientos en muchas áreas de la economía". En los pasados dos años

Estados Unidos ha dedicado una inversión de 1.000 millones de dólares (1.100

millones de euros) a financiar investigaciones relacionadas con la

nanotecnología y la partida presupuestaria del organismo que gestiona la I+D

en este campo, la National Nanotech Initiative, ascenderá este año a los 679

millones de dólares (754 millones de euros). La nanotecnología se ha

convertido además en una cuestión de seguridad nacional después de los

atentados del 11 de septiembre. Y el Pentágono está muy interesado en sus

aplicaciones para crear nuevos materiales resistentes, por ejemplo, a los

ataques químicos. Este interés se ha concretado en la creación del Institute

for Soldier Nanotechnologies (INS), que trabaja en colaboración con el MIT y

que espera contar con aplicaciones prácticas en menos de un año. Uno de los

primeros proyectos es el desarrollo de una armadura para los soldados del

futuro desarrollada con nanomateriales que permitirá rechazar las balas y la

creación de un tejido que proteja contra agentes químicos y biológicos.

 

 

 

 

 

 

 

El que sí parece tenerlo claro es el presidente de Estados Unidos, George Bush, que considera la nanotecnología como prioritaria en la investigación de su gobierno. En sus propias palabras: 'La convergencia de nanotecnología con la informática, la biología y las ciencias sociales traerá consigo increíbles descubrimientos en muchas áreas de la economía'.

 

 

 

En los pasados dos años Estados Unidos ha dedicado una inversión de 1.000 millones de dólares (1.100 millones de euros) a financiar investigaciones relacionadas con la nanotecnología y la partida presupuestaria del organismo que gestiona la I+D en este campo, la National Nanotech Initiative, ascenderá este año a los 679 millones de dólares (754 millones de euros).

 

 

 

La nanotecnología se ha convertido además en una cuestión de seguridad nacional después de los atentados del 11 de septiembre. Y el Pentágono está muy interesado en sus aplicaciones para crear nuevos materiales resistentes, por ejemplo, a los ataques químicos.

 

 

 

Este interés se ha concretado en la creación del Institute for Soldier Nanotechnologies (INS), que trabaja en colaboración con el MIT y que espera contar con aplicaciones prácticas en menos de un año. Uno de los primeros proyectos es el desarrollo de una armadura para los soldados del futuro desarrollada con nanomateriales que permitirá rechazar las balas y la creación de un tejido que proteja contra agentes químicos y biológicos.

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