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Filatelia

La fiesta del sello

Pequeños, pero rentables. Empieza la Feria Nacional de Sello, una tentación para los coleccionistas

En la deliciosa Charada, dirigida en 1963 por Stanley Donen e interpretada por Cary Grant y Audrey Hepburn, se comete un crimen por dinero, muchos millones de dólares que no aparecen por ningún lado y que, sin embargo, están a la vista de todos, en una carta en la que nadie repara y que contiene una fortuna en sellos. Esto ocurría en la ficción, en la realidad, un agente de una casa filatélica de Braunschweig que participaba en una feria en Viena hace dos años simuló que transportaba una carta en un maletín, cuando en realidad la llevaba en el bolsillo de su traje. Era la famosa Carta de Bordeaux, un documento filatélico excepcional en el que se encuentran juntos los sellos Mauricio azul y rojo, por la que un coleccionista pagó cuatro millones de dólares en 1993.

En España, el sello más caro es uno de dos reales, emitido en 1851, cuyo valor puede superar los 12.000 euros. Hablamos de sellos nuevos, sin matasellos, los más valorados. Hay excepciones, claro, por ejemplo, los del correo carlista que se cotizan por encima de los nuevos, explica Pedro Ayala, miembro de la junta directiva de Anfil (Asociación Nacional de Empresarios de Filatelia y Numismática). Luego están los imperfectos, ambicionados por los coleccionistas. Son esos ejemplares en los que se ha producido un desplazamiento visible de los colores o que están sin dentar, entre otros errores mayúsculos, que los convierten en piezas excepcionales, más hoy, cuando los exhaustivos controles de producción hacen prácticamente imposible que los defectuosos salgan de fábrica. Con todo, se dan los ejemplares raros. Pedro Ayala recuerda el caso concreto de un ejemplar sin perforar perteneciente a una emisión de 1979 con el tapiz de la creación de Girona, vendido recientemente en 6.000 euros.

Pocos objetos tan pequeños reflejan tanto: historia, arte, valor refugio... Para la Unión Postal Universal (UPU), organismo de la ONU, el sello de correos es un embajador itinerante, capaz de contribuir a fortalecer los lazos de amistad internacional.

El sello español más caro es uno de dos reales, emitido en 1851, que supera los 12.000 euros

Coleccionar sellos es una de las actividades más populares del mundo, calculándose en más de 20 millones los coleccionistas, algunos tan ilustres como la soberana británica. En nuestro país, se puede deducir el número de coleccionistas por las tiradas de Correos, 350.000 el pasado año, una cifra corta a juicio de las asociaciones de filatelia. A partir de este fin de semana, tienen una cita en la Feria Nacional del Sello, que se celebrará hasta el 9 de junio en la Plaza Mayor de Madrid. La feria, organizada por Anfil y AEF (Asociación de Empresarios de Filatelia y Numismática), alcanza su 34 edición y su objetivo primordial es la promoción del coleccionismo de los sellos de Correos. Como feria comercial, es la más importante de las que se celebran en España, destaca la organización. A ella acuden 34 expositores comerciales de varios puntos de la geografía, este año, además, con representación alemana.

Hay sellos de todos los países y de todos los temas imaginables, desde premios Nobel a los personajes de Disney. En el mercado de la Plaza Mayor se podrán contemplar, además, algunas de las colecciones más importantes y adquirir piezas sueltas para completar las colecciones. La filatelia española conmemora en 2002 el centenario del Real Madrid, el 75 aniversario del mercado filatélico de la Plaza Mayor, el centenario de la coronación de Alfonso XIII, el 150 aniversario de Gaudí y la entrada del euro.

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